Se repiten casos similares. Las víctimas suelen abstenerse de denunciar violencia previa, amedrentadas ante una potencial discriminación doble, por edad y género.
Una mujer de 71 años fue asesinada a puñaladas en la localidad santafesina de Carcarañá en un caso donde el principal sospechoso del femicidio es su esposo y, con este hecho, ya suman cuatro los asesinatos de adultas mayores en la última semana en todo el país, situación que los especialistas atribuyen a que las víctimas de esta franja etaria “no suelen denunciar” que sufren una situación de violencia “por miedo a ser doblemente discriminadas por su edad y su género”.
El hecho tuvo lugar en la mencionada localidad de la provincia de Santa Fe, ubicada a unos 45 kilómetros de Rosario, donde voceros judiciales precisaron a Télam que el cuerpo de la víctima, identificada como Gladis Griselda Soprano (71), fue hallado en su casa durante las últimas horas por su hijo, quien denunció el hecho al 911.
Fue el propio joven quien dijo a las autoridades que el atacante habría sido su padre, quien escapó a bordo de su bicicleta, por lo que era intensamente buscado en la localidad santafesina.
Sobre el hecho, los investigadores aseguraron que la muerte de Soprano fue consecuencia de diversas heridas de arma blanca en el cuello, el abdomen y el tórax.
Además de este caso, se reportaron otros tres femicidios que tuvieron como víctimas a adultas mayores en la última semana, los cuales tuvieron lugar en la localidad bonaerense de Olavarría y en las capitales provinciales de Córdoba y Neuquén.
El primero de ellos ocurrió el 17 de octubre en la vía pública del barrio Ciudad de los Niños en la ciudad de Córdoba, donde Olga Herrera (63) fue atacada a puñaladas por su expareja Daniel Barrera (71), quien fue detenido tras el crimen.
Ese mismo día, se descubrió que un hombre de 83 años había matado de un balazo a su esposa de 77 años en la ciudad de Neuquén, para posteriormente suicidarse.
Tres días más tarde, tuvo lugar un hecho similar en la localidad de Olavarría, cuando José Luis Lezcano (72) asesinó de un disparo en la cabeza a su expareja Susana Seitz (60) y luego se mató.
Instantes previos al femicidio de Seitz, Lezcano le envió un mensaje a su hijo, en el cual le decía: "Voy a matar a tu madre y me voy a matar".
En este contexto, la investigadora especializada en Derecho de la Vejez, Isolina Dabove, explicó a Télam que “la violencia de género se ve agravada en las mujeres mayores”, ya que “sufren una discriminación múltiple”.
“Sufren una doble discriminación: por ser mujeres y por ser viejas. En la vejez, cualquier persona, de cualquier género y condición, es más proclive a ser víctima de violencias”, comentó Dabove.
Esta problemática se vio reflejada en el "Informe de Femicidios de mujeres de más de 60 años", realizado por el Observatorio de Femicidios "Adriana Marisel Zambrano", que coordina la Asociación Civil La Casa del Encuentro, el cual señaló que 205 mujeres mayores de 60 años fueron víctima de femicidio en la Argentina durante los últimos 7 años.
Al respecto del relevamiento, que abarca los hechos sucedidos desde el 3 de junio de 2015 -día de la primera marcha del "Ni Una Menos"- hasta el 27 de mayo del 2022, Dabove afirmó que “debe haber muchos más casos”, al señalar que la violencia hacia las mujeres mayores "es la más híper invisibilizada de todas”.
“Creo que ese número que arroja el observatorio es meramente indicativo. Es la punta de un iceberg sobre un flagelo que no está lo suficientemente explicitado en nuestra cultura”, sostuvo la investigadora.
A su vez, dicho informe puntualizó que cuatro de cada diez asesinatos fueron llevado a cabo por la pareja o expareja de la víctima y que el 80 por ciento (165 casos) de los crímenes tuvieron lugar en la vivienda de la mujer asesinada.
En ese sentido, Dabove coincidió en que “las violencias sobre las adultas mayores se dan generalmente dentro de la propia pareja y la familia”.
“Los casos más frecuentes tienen que ver con los abusos financieros: la violencia económica. Pero las mujeres mayores también son víctimas de violencia sexual y violencias físicas, en muchos bajo contexto de asistencia o cuidado”, indicó.
De esta forma, la especialista puso el foco sobre la “cultura viejista”, sobre la cual consideró que es un “motivo fundamental” para el sostén ideológico de este tipo de violencias.
“La cultura 'viejista' considera a la vejez como una etapa de costo social, de enfermedad y de discapacidad. Es un flagelo que no está suficientemente visibilizado, pero es necesario hacerlo para evitar que siga creciendo el número de víctimas fatales”.
Por último, la investigadora expuso que “las mujeres de estas edades no suelen denunciar” este tipo de ataques en su contra. “No se suelen denunciar por miedo y por los viejismos, que las hacen creer que su vida ya no vale nada”, concluyó.