Así lo aseguró la perito de Policía Científica María Eugenia Cariac ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1. La especialista fue la encargada de tomar fotografías del rostro de la víctima durante la autopsia para realizar la comparación con los calzados de los imputados.
Fernando Báez Sosa tenía una impronta de al menos 6 centímetros por 2 en la parte izquierda del mentón, producto de una patada, y la lesión era compatible con la zapatilla que usaba Máximo Thomsen, según explicó este martes al declarar en el juicio por el crimen, la perito que tomó fotografías del rostro de la víctima durante la autopsia para realizar la comparación con los calzados de los imputados.
María Eugenia Cariac, perito de Policía Científica, aseguró ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de la ciudad bonaerense de Dolores que Báez Sosa presentaba además otra huella similar pero de menores dimensiones en la parte izquierda del cuello, sin poder determinar si correspondía al mismo golpe y calzado.
La perito indicó que se estableció "una correspondencia" entre la lesión en el rostro y la zapatilla marca Cyclone "con diseño en zigzag", que usaba Thomsen al momento del ataque, aunque sugería "una prueba más profunda" para para "corroborar si había correspondencia de diseño".
En ese sentido, declaró a continuación Haydeé Almirón, jefa del Laboratorio Científico de la Policía Federal en Mar del Plata, quien confirmó que de acuerdo a otra pericia comparativa scopométrica realizada a fines de mayo de 2020, se determinó que "la plantilla que pertenece al ciudadano Máximo Thomsen se corresponde a la huella en el maxilar inferior izquierdo".
Ante una pregunta en ese sentido del defensor, Hugo Tomei, Almirón dijo que "no hay posibilidad de error", y luego agregó que "la secuencia de zigzag" que presentaba la impronta en el rostro "no era posible que fuera de otra zapatilla".