Claudia Beatríz Conde es una reconocida artesana de la comarca petrolera que lleva 36 años reciclando, recirculando y rehaciendo. Este medio le pidió un relato de su historia para revalorizar la experiencia de los mayores, de los que ya han vivido con aciertos y errores y tienen un mensaje para dar. Este es el de ella.

“Cuento 36 años de trabajar en capacitación en el municipio de Cutral Co, a la cual representé en varias escuelas dando el curso de reciclado de material didáctico, en El Bolsón y tengo el diploma de Primera Artesana de Cutral Co.

Muchos me conocen porque durante 16 años tuve un puesto de artesanías en la plaza del centro de Cutral Co

En el reciclado empecé hace 36 años. Empecé siendo capacitadora embarazada de mi hija mayor de 5 meses y estuve en el municipio trabajando y ejerciendo mi profesión hasta el año 2014 que tengo un accidente y a raíz de eso y algunos otros problemitas me dejaron sin trabajo en el municipio porque estaba contratada.

Siempre fue reciclar, reutilizar y rehacer las cosas porque para lo que algunos es basura, para nosotros, los recicladores, es un tesoro. Siempre me encargué de arle a mis alumnos reciclado. Ya sea desde un cartón de papel higiénico, rollo de cocina o de bolsa, que se han hecho puf, espejos, cuadros. Desde los foquitos antiguos que hacíamos los saleros y pimenteros. Los tarros de dulce de leche que largaba un negocio de Cutral Co, que lo íbamos a buscar, los lavábamos, los enjugábamos con lavandina y se hicieron lámparas, tarros guarda cosas, etc, etc. Las damajuanas, las botellas no servían como floreros, como lámparas y amen de eso íbamos a buscar los vidrios, dí mosaiquismo en Cutral Co. Todas las técnicas habidas y por haber.

Nunca estuve en mi idea enseñarles a mis alumnas a copiarse. Siempre a ser original en lo que se hacía.

Con mis alumnas más antiguas hacíamos shopping. ¿Qué era el shopping?: recorríamos los basureros de los alrededores, buscábamos cosas, llegábamos al curso lo desinfectábamos y hacíamos todo tipo de cosas… salían unas cosas preciosas.

Muy linda mi experiencia, haber representado a mi Cutral Co querido y a Plaza Huincul. Hoy soy una mujer mayor con una enfermedad oncológica e integro dos grupos: Atardecer Feliz y Recirculando Cutral Co- Plaza Huincul.

A Recirculando Cutral Co- Plaza Huincul llegué por la señora que lo creó: Laura Martinazzo que me dio una espacio para exponer todo el reciclado que hacía. ¿Con qué beneficio? Para que la gente no tire las cosas. Que se pueda reutilizar, rehacer y reciclar.

El grupo es eso: lo que a uno no le sirve a otro si le sirve y nos ayudamos mutuamente. Hace más de dos años que estoy con Laura en el grupo y se han hecho grandes cosas y hay muchísima gente en Cutral Co, más de la que se imaginan, que recicla, reutiliza y le da otra vida útil a las cosas.

Lamentablemente no tenemos una planta recicladora en Cutral Co que separe los residuos. Por ahí nos decepcionamos, nos caemos, nos levantamos y volvemos a resurgir.

Les cuento un poco la historia de mis chapitas, las que traen los envases de pate foie, arvejas, comida de perros, de gatos, gaseosas, cerveza. Entonces, yo las tejo. He hecho desde muñeco a cortinas y todos. Mi primer trabajo lo hice hace 12 años, lo publiqué y como nadie es profeta en su tierra me dieron premios de otro países y no de mi propio país ni de mi propia ciudad. Pero tuve la satisfacción de hacerme una cortina para mi puerta que me llevó 2.800 chapitas juntadas a lo largo y a lo ancho de la República Argentina, en los viajes que hacíamos con dos amigos y mi esposo.

Desde ahí empecé a inventar caminos de mesa, ropa, zapatos, centro de mesa y hoy me dedicó a los bolsos.

A mí me ayuda muchísimo para comprar mis remedios oncológicos. Porque lamentablemente no me alcanza con lo que gano y nadie cubre lo que realmente uno necesita.

El único que retira las chapitas es mi esposo Héctor o la gente me las lleva al negocio de Laura Martinazzo. Ahí me las lleva la gente que ya es muy solidaria y sabe lo que yo hago.

También saqué un premio por un canastito que hice de chapitas y discos, CDs viejos que yo horneé en mi propio horno. Ahora al ver que había tantas bolsas, caminaba y veía bolsas, entonces empezamos a pedir las bolsas en las verdulerías, de papas, de zanahorias, de cebollas, de zapallos. Entonces empezamos a pedir las bolsas y le regalaba una bolsa al dueño de la verdulería de las que yo hacía y las convertí en bolsas de mandado.

Al principio las bolsas se las daba a quien me compraba una artesanía o me ayudaba con las chapitas. Ahora me piden varias bolsas para una exposición entonces voy a cobrar lo mínimo pero las tengo que cobrar porque el hilo lo tengo que pagar.

Puedo dar clases por WhatsApp, estoy vacunada pero soy oncológica y mi marido también es de riesgo. Conmigo pueden contar para lo que quieran pero por WhatsApp.

Por más que vean una chapita tirada, una tapita o un moño, no la tire, siempre se puede reutilizar en algo nuevo... se puede vivir tranquilamente del reciclado, se puede. Cuando yo estuve mal, mal de salud, que ya me iba, cambiaba mis artesanías por comida o por medicamentos”.