La cifra surge de un relevamiento de farmacovigilancia realizado en 93 pacientes que recibieron durante 6 meses una terapia coadyuvante con Convupidiol, el primer fármaco a base de CBD aprobado por la ANMAT.
En el marco del Día Internacional del Síndrome de Dravet, establecido el 23 de junio, estas nuevas fortalezas científicas toman una relevancia especial. “El cannabidiol logró mejoría en pacientes que no respondían a otras alternativas terapéuticas”, opina el doctor Diego Sarasola, médico especialista en neuropsiquiatría y director médico del laboratorio Alef Medical Argentina.
El cannabis farmacéutico es desde hace tiempo una opción valiosa en el tratamiento de la epilepsia refractaria; y a medida que se incrementa su uso surgen más datos sobre su seguridad y efectos. La nueva información disponible se desprende de un análisis reciente realizado en 13 instituciones médicas de Argentina referentes en la especialidad.
El relevamiento, aunque se trató de un estudio de farmacovigilancia -se llama así a las actividades relativas a la detección y evaluación de posibles efectos adversos de un medicamento- permitió observar efectos positivos del cannabidiol, una de las principales moléculas derivadas de la planta de cannabis, en personas que padecen epilepsia refractaria, aquellas que no responden al tratamiento con dos fármacos conocidos y las dosis indicadas.
Los 93 pacientes implicados recibieron durante seis meses Convupidiol, el primer medicamento a base de CBD o cannabidiol aprobado por la Anmat, desarrollado por el laboratorio Alef Medical Argentina. Durante este período, los médicos involucrados llevaron un control de los eventos adversos y de la frecuencia de las convulsiones.
Un panorama más optimista para la epilepsia
Los resultados son contundentes. La primera noticia para destacar es que el 87 por ciento de los participantes redujo sus convulsiones. Mientras que un siete por ciento no tuvo diferencias y solo un dos por ciento aumentó sus crisis. El mínimo porcentaje restante abandonó la medicación.
El siguiente dato auspicioso es que los pacientes con respuestas favorables tuvieron una reducción en promedio de un 60 por ciento de sus episodios, llegando al ciento por ciento en algunos casos.
En cuanto a la seguridad del medicamento -el objetivo disparador del estudio-, los efectos adversos fueron esporádicos y leves, como irritabilidad o diarrea, y estuvieron dentro de lo esperado.
Estos datos toman máxima dimensión en el marco del Día Internacional del Síndrome de Dravet, establecido el 23 de junio para sensibilizar y dar a conocer las particularidades de este tipo de epilepsia que requiere de un control especializado. También reafirman la indicación del cannabis farmacéutico para el síndrome de Lennox-Gastaut y en convulsiones refractarias secundarias a esclerosis tuberosas. Estas son las tres especificaciones de la aprobación de la Anmat.
Al mismo tiempo, el estudio incluye a pacientes con otros tipos de epilepsia refractaria. “Esta es una situación frecuente en medicina y que surge por el saber clínico del médico. Consiste en una prescripción más extendida que en la referencia original”, completa el doctor Sarasola.
Además, a diferencia de otras investigaciones, el seguimiento se realizó con menores y adultos. Este punto abre una perspectiva para las personas mayores de edad con este diagnóstico, ya que hasta el momento el uso del cannabis en epilepsia estaba focalizado especialmente en niños.
“Hoy puede decirse que el cannabidiol constituye una alternativa terapéutica en algunos pacientes donde no se lograba el control de sus crisis. Es decir, tiene efectos positivos probados en pacientes que no habían obtenido mejoría con otras alternativas disponibles”, sintetiza el doctor Sarasola.
Las virtudes del CBD
Sobre su administración, Sarasola agrega que “hay actualmente racionalidad para pensar el cannabis farmacéutico como un agregado a otras medicaciones anticonvulsivantes”.
En cuanto a los efectos terapéuticos, los responsables del laboratorio explican: “La acción anticonvulsivante no es conocida del todo pero estaría mediada por el sistema endocannabinoide -un mecanismo descubierto recientemente que está presente en todo el organismo y regula una gran cantidad de funciones del organismo- y que reduciría la hiperexcitabilidad neuronal”.
El cannabis como fármaco
Por otra parte, más allá del estudio, es importante aclarar que la condición fundamental para un tratamiento médico es utilizar exclusivamente un cannabis de calidad farmacéutica.
“Este tipo de preparados está realizado con buenas prácticas de manufacturas y tiene estabilidad en sus fórmulas -esto es cuando está al alcance cuantificar la calidad del producto a través del tiempo y detectar la ausencia de impurezas y sustancias degradantes. Dos condiciones fundamentales en productos medicinales”, resume Sarasola y agrega, “además, en los desarrollos con esta calidad es posible contar con la certeza sobre la dosis exacta de CBD de su contenido, dado que el efecto terapéutico dependerá de la adecuada concentración de esta molécula”.
Al mismo tiempo, tienen asegurados porcentajes extremadamente bajos de THC, con lo cual se avala la ausencia de efectos psicoactivos y sus riesgos por el uso en niños.
Convupidiol presenta 100 miligramos por mililitro de CBD de máxima pureza y también cuenta con certificación GMP -good manufacturing practices o buenas prácticas de manufactura-, emitida por la autoridad europea competente.
Los aceites artesanales, en cambio, “pueden perseguir un objetivo de mejorar la calidad de vida, pero no cumplen con los requisitos de eficacia de un fármaco”, distingue la médica británica Helen Cross, presidente de la Liga Internacional contra la Epilepsia, durante el congreso de 2020 de esta especialidad.
En definitiva, “el cannabis de uso farmacéutico no debe estar disociado de cualquier otra molécula. Esto implica evidencia médica de calidad y uso para indicaciones claras y precisas”, estableció Patricia Saidón, médica especialista en neurología y miembro del Comité Central de Ética en Investigación de la Ciudad de Buenos Aires.
Más usos del cannabis medicinal
Otro punto relevante es que el cannabis no es solo una novedad auspiciosa en el tratamiento de las epilepsias más difíciles. “Hay estudios e indicios que muestran un escenario prometedor sobre otras patologías y síntomas, como algunos tipos de dolor”, completa Sarasola. Y que, una vez confirmados, generarán oportunidades alentadoras a favor de la calidad de vida de los pacientes.