Casi 250 años después de la sublevación de Bartolina Sisa contra los españoles que ocupaban la tierra de aymaras y quechuas, un grupo de mujeres originarias en el barrio Ricciardelli -la ex 1-11-14- busca actualizar su legado. Una y otras merecen ser destacadas este martes 5 de septiembre, Día de la Mujer Indígena, en conmemoración de la muerte de la heroína del Altiplano.
Por Daniel Giarone
El 5 de septiembre de 1782 Bartolina Sisa, mujer del feroz Túpac Katari, aymara alzada en armas contra el Imperio español, fue sacada del cuartel de la Plaza Mayor de La Paz, atada a la cola de un caballo con una soga al cuello, arrastrada, ahorcada y descuartizada.
El 5 de septiembre de 2023 Verónica Mollericona Capajeño, mujer aymara de 38 años, madre de cuatro hijos, camina por el barrio Ricciardelli (ex 1-11-14), en el Bajo Flores porteño, hacia el comedor Mujeres Creando Bartolina Sisa, que hace nueve años imaginó con otras mujeres originarias y en el que ahora celebran el Día de la Mujer Indígena.
“Para nosotras Bartolina Sisa es una heroína y una referencia. Junto con Túpac Katari llevaron adelante la rebelión más importante contra los españoles. Luchó por lo mismo que nosotras. Luchó como mujer, para que no volvamos a callarnos”, explica Verónica a Télam, tendiendo un puente de 241 años por el que viaja el mismo anhelo: la igualdad social y el respeto a la identidad.
Fue recién durante el Segundo Encuentro de Organizaciones por los Legítimos Derechos de las Naciones Originarias, celebrado en Tiwanacu (Bolivia), en septiembre de 1983, cuando se instituyó el 5 de septiembre como Día Internacional de la Mujer Indígena.
Una fecha que hoy, al calor de las luchas feministas y de las demandas de respeto a la tierra, al buen vivir y a la diversidad cultural, adquiere una nueva dimensión.
Volveré y seré millones
"Y que sacada del cuartel a la plaza mayor por su circunferencia, atada a la cola de un caballo con una soga de esparto al cuello…”, comienza diciendo la resolución que leyó el oidor Francisco Tadeo Diez de Medina en la que se condenaba a Bartolina Sisa por insurrección.
Durante el siglo XVIII fueron muchas las rebeliones contra la opresión que sufrían los indígenas en el Virreinato del Perú, en los territorios que hoy constituyen Bolivia y Perú. Una de las importantes ocurrió en 1781 y la protagonizaron Sisa y su esposo, Túpac Katari, también llamado Julián Apaza.
"… una coroza (cucurucho que se ponía por afrenta en la cabeza de los reos) de cuero y plumas y una aspa afianzada sobre un bastón de palo, en la mano…”
La revuelta tuvo lugar en el Altiplano. La Paz, rodeada por montañas, facilitó el cerco que tendieron los sublevados. En la parte oeste, en el Alto, los indígenas estaban al mando de Túpac Katari. En la parte este, de Bartolina.
“… y a voz del pregonero que publique sus delitos sea conducida a la horca y se ponga pendiente de ella, hasta que naturalmente muera…”.
Sisa, que tenía poco más de 30 años, asumió el liderazgo político del alzamiento junto a su compañero. Y también el militar. Las milicias estaban compuestas tanto por hombres como por mujeres, que lucharon a la par por mejores condiciones de vida y la restauración de sus derechos y territorios.
“… y después se claven su cabeza y manos en picotas con el rótulo correspondiente, y se fijen para el público escarmiento en los lugares de Cruz Pata, Alto de San Pedro y Pampajasi, donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas…”
Después de resistir cien días de asedio, el ejército realista recibió refuerzos. La rebelión fue sofocada. Túpac Katari y Bartolina Sisa, capturados y ejecutados. Interrogada sobre el levantamiento, ella no anduvo con vueltas: "Para que extinguida la cara blanca sólo reinasen los indios". Aún torturada, no dio información sobre mestizos, vecinos y curas que la apoyaron.
“… y, de hecho sucesivamente, después de días, se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo Ayo y Sapaaqui, de su domicilio y origen, en la provincia de Sicasica, con la orden de que se queme después de tiempo y se arrojen sus cenizas al aire donde estime convenir".
El 14 de noviembre de 1781 Sisa fue obligada a presenciar el descuartizamiento de su compañero en la plaza de Peñas. Según la leyenda aymara, antes de morir, Túpac Katari dijo: "Hoy muero, pero volveré y seré millones".
Bartolina sería ejecutada casi un año después, el 5 de septiembre de 1782. Ella, como su compañero, siguen volviendo.