La mujer lanzará en enero un libro sobre los seis años que vivió con el magnate, a quien describió como “un narcisista y un misógino... un ser humano muy complicado”. Crystal Harris Hefner dice estar recién pudiendo recuperarse de esos años.
Crystal Harris Hefner, la última esposa de Hugh Hefner, el dueño de la mítica revista Playboy que falleció en 2017, lanzará en enero de 2024 el libro "Only Say Good Things: Surviving Playboy and Finding Myself" (Sólo di cosas buenas: sobreviviendo a Playboy y encontrándome a mí misma), en el que contará cómo fue vivir durante seis años con el magnate, periodo que sintió como “un arresto domiciliario” del que recién ahora está pudiendo recuperarse.
“Había un cierto arresto domiciliario, viví en la misma burbuja entre los 21 y los 31 años. Era premiada por ser dependiente y por muchas cosas raras y competitivas. Ahora estoy aprendiendo cómo es ser una persona normal saliendo y en relaciones. Está siendo duro”, confesó Crystal a un diario de Estados Unidos.
A los 26 años contrajo matrimonio con Hefner, que tenía 86, el último día de 2012. Estuvo casada hasta la muerte del magnate, ocurrida en 2017 a los 91 años. “Di solo cosas buenas”, le pidió el célebre editor a su esposa antes de morir pero ahora Crystal decidió que ya no era tiempo de callar.
“Estuve en el equipo de Hef”, reconoció, armando estrategias para que, al final de sus días, a su marido no lo vieran con bastón y ya en un estado demasiado frágil. Pero también admitió que “lo más difícil fue que no fuera demasiado juzgado. Y con razón”.
Es que la mujer de 37 años, que retomó sus estudios de psicología, contó en una entrevista a un diario británico que su esposo no le permitía salir de casa ni viajar. Que a las seis de la tarde debía estar de regreso en su mansión de Los Ángeles y que luego de la cena o bien veían una película u organizaban una orgía.
“Era muy vergonzoso”, recuerda Crystal, porque “no conocía a la mayor parte de la gente que había en nuestro dormitorio, que era mucha. Horrible. Nadie quería estar allí pero pienso que, en la mente de Hef, él pensaba que todavía tenía cuarenta y tantos años y, esas noches, la gente, la mansión, hacían más sólida esa idea”.
En general, esas fiestas sexuales se llevaban a cabo los domingos y participaban 200 mujeres. Hefner, según su viuda, tomaba viagra “sin parar” y que ese exceso lo hizo perder la audición de un oído. “Hef siempre decía que prefería estar sordo y poder seguir practicando sexo. Raro”.
Mientras termina de cerrar sus memorias, dice que “si echo la vista atrás, tenía un cierto síndrome de Estocolmo. Una parte de mí pensaba que, si fuera amor verdadero, no habría más mujeres en ese dormitorio. Me reconciliaba conmigo misma intentando creer que Hef me amaba del mejor modo que sabía”.
La viuda cumplió la promesa de solo contar cosas buenas durante cinco años, “pero tras mucha terapia y curación, me di cuenta de que necesito ser honesta conmigo misma”, le confesó al diario New York Post. Adelantó que el libro “trata sobre cómo curarse de un entorno tóxico” y sobrellevar un matrimonio con “un narcisista y un misógino... un ser humano muy complicado”.
Hefner murió el 27 de septiembre de 2017. Dos semanas después estallaba la ola feminista, algo que para que la mujer de 37 años termina siendo algo irónico: “se lo perdió justo a tiempo. La vida útil de Hef, a sus 91 años, terminó con la cúspide del “Me Too”. ¿Casualidad? No lo creo”.