El modelo económico de Javier Milei, enfocado en un dólar competitivo para frenar la inflación, está generando una creciente preocupación en el saldo de divisas del país. Un informe privado revela que el déficit por servicios ya supera los egresos por intereses de la deuda, una señal de alarma que los economistas no pasan por alto.
En el primer cuatrimestre del año, la balanza de servicios arrojó un saldo negativo de $4.185 millones de dólares, mientras que los intereses de la deuda en moneda extranjera sumaron egresos por $3.004 millones de dólares. Según especialistas, la combinación de un dólar "barato" y la apertura importadora está profundizando el desequilibrio de la cuenta corriente cambiaria.
Este balance, que mide la diferencia entre los cobros y pagos de dólares por el comercio de bienes y servicios, así como el giro de utilidades, dividendos e intereses, acumula once meses consecutivos en rojo. A pesar de ello, el presidente Milei minimiza esta situación, priorizando únicamente el resultado de las cuentas públicas.
El impacto del dólar y las importaciones
La apreciación cambiaria y la apertura comercial (que incluye baja de aranceles y desregulaciones) han provocado un "boom de importaciones" que no se condice con la lenta recuperación económica ni con una expansión significativa de las exportaciones. Datos del INDEC de abril muestran un aumento del 37.6% en las importaciones de bienes, frente a un escaso 2.3% de crecimiento en las exportaciones.
Paralelamente, el dólar barato ha incentivado un crecimiento histórico en los gastos por turismo en el exterior. En abril, la salida de divisas por este concepto alcanzó los $863 millones de dólares, el monto más alto registrado para ese mes, según FIDE.
Este déficit creciente en la cuenta corriente se ha convertido en una fuente de presión importante sobre la demanda de dólares, a pesar de que el financiamiento para gran parte de los vencimientos de deuda de este año parece cubierto.
El debate sobre el "déficit de cuenta corriente"
Los economistas analizan el resultado de la cuenta corriente cambiaria como un indicador clave de las presiones sobre el Banco Central para mantener la estabilidad del tipo de cambio. Sin embargo, el presidente Milei ha descalificado a estos analistas, refiriéndose a ellos como "llorones del déficit de cuenta corriente".
Milei sostiene que el déficit externo solo es problemático si proviene del desequilibrio fiscal y no de decisiones privadas. No obstante, expertos advierten que, tanto en los años '70 como en los '90, los déficits externos generados por privados derivaron en saltos cambiarios y, posteriormente, en la "estatización" de esa deuda.
Para agravar el panorama, FIDE advierte que al déficit por cuenta corriente "se suma ahora la formación de activos externos del sector privado —demanda de dólares para ahorrar— que, a partir de la flexibilización de los controles cambiarios, vuelve a presionar sobre la demanda de dólares".
Perspectivas a mediano plazo
Si bien el Gobierno cuenta con la cobertura de intereses de la deuda para este año, la liquidación de la cosecha y un nuevo ciclo de carry trade, la gran incógnita es la sostenibilidad de estas condiciones hasta las elecciones de medio término en octubre. El calendario electoral podría acelerar la demanda de dólares para atesoramiento o provocar la salida de inversiones.
A mediano plazo, Argentina enfrenta el desafío de seguir sin acceso a los mercados internacionales de deuda. FIDE subraya que, sin una acumulación significativa de reservas, será "complejo que el riesgo país caiga a niveles que permitan volver a endeudarse en la escala necesaria" para afrontar los vencimientos futuros, que se estiman en $20.000 millones de dólares en 2026 y más de $25.000 millones anuales entre 2026 y 2031.