La situación es dramática en la estratégica ciudad portuaria, una de las más devastadas por la guerra, donde el jefe municipal ucraniano dijo que se iba porque "no hay conexión" y quería seguir comunicándose con Kiev.
El alcalde de Mariupol, Vadim Boichenko, abandonó esa ciudad sitiada por las tropas rusas para poder seguir en contacto con autoridades civiles y militares de Ucrania porque allí “no hay conexión”, informó la prensa local.
Boichenko “abandonó la ciudad porque allí no hay conexión y mientras está fuera de Mariupol mantiene contacto con los militares y las autoridades”, afirmó el jefe de la región militar de Donesk, Pavel Kirilenko.
La declaración de Kirilenko fue publicada por el diario ucraniano Strana, según la agencia de noticias rusa Sputnik.
La situación es particularmente dramática en la estratégica Mariupol, una de las ciudades más devastadas por la guerra, que desde hace más de tres semanas está bajo asedio y bombardeo de las tropas rusas.
Las fuerzas ucranianas reportaron combates “pesados” en tierra con la infantería rusa, luego de que el lunes se negaran a acatar un ultimátum de Moscú para rendirse.
En tanto, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, afirmó que un grupo que iba por una ruta humanitaria pactada con Rusia hacia Mariupol fue “simplemente capturado por los ocupantes”, según la agencia Europa Press.
Bombardeos
Nuevos bombardeos de las fuerzas rusas golpearon este miércoles Kiev, aunque Ucrania sostiene que las tropas enviadas por el Kremlin se vieron obligadas a replegarse en varios puntos de un conflicto en el que Estados Unidos acusó a Moscú de "cometer crímenes de guerra".
La capital ucraniana abandonó este miércoles el toque de queda de 35 horas decretado el lunes, después de que un ataque ruso destruyera un centro comercial y causara al menos ocho muertos.
Este miércoles fue también bombardeado un barrio residencial de Kiev situado a cinco kilómetros del frente, donde las autoridades no reportaron víctimas pero sí importantes daños materiales, según la agencia de noticias AFP.
"Acababa de volver de fumar un cigarrillo afuera cuando, de golpe, ¡bum! El techo se hundió", contó uno de los residentes de las viviendas afectadas, donde los bomberos trabajaban en extinguir las llamas.
En tanto, el Ministerio ruso de Defensa reportó algunos avances en el sureste de Ucrania y aseguró haber atacado "infraestructura militar" en todo el país. Kiev y sus aliados, por su parte, sostienen que las tropas rusas han sufrido cuantiosas bajas, están mal equipadas y son incapaces de realizar operaciones complejas.
Corredores humanitarios
"Estamos tratando de organizar corredores humanitarios estables para los residentes de Mariupol, pero casi todos nuestros intentos, lamentablemente, son frustrados por los ocupantes rusos, con bombardeos o terrorismo deliberado", dijo Zelenski en su habitual mensaje nocturno por video a la nación.
En ese sentido, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, anunció este miércoles que el Gobierno de Estados Unidos llegó a la conclusión de que Rusia cometió "crímenes de guerra", tras "documentar y evaluar" pruebas de ataques deliberados a civiles durante la operación militar.
Según indicó el consejo municipal de Mariupol en Telegram, un total de cerca de 45.000 residentes de la ciudad fueron evacuados.
Sin embargo, casi 100.000 personas más permanecen en la ciudad "en condiciones inhumanas, bajo bloqueo, sin comida, sin agua, sin medicamentos y bajo bombardeo constante", dijo Zelenski.
Antes de la guerra, Mariupol, a orillas del mar de Azov, tenía 430.000 habitantes.
El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, llegó este miércoles a Moscú para "continuar las discusiones humanitarias con las autoridades rusas", anunció el organismo en un comunicado.
Mariupol es clave para Rusia por servir de puente terrestre entre las fuerzas rusas en Crimea, en el suroeste, y los territorios bajo control ruso en el norte y este.
Las agencias de la ONU estiman que cerca de 3.000 personas murieron violentamente en esa ciudad, aunque advierten que podrían ser muchas más, dado que se desconoce el balance real.
Mientras prosiguen los combates en el terreno, las negociaciones entre las partes continúan con algunos avances.
Casi un mes después de que Rusia lanzara su operación militar en Ucrania, el pasado 24 de febrero, los diálogos de paz han permitido la instauración de corredores humanitarios para evacuar civiles y el gobierno ucraniano afirma que desea someter a referendo algunas de las exigencias de Rusia.
Pero, según el canciller ruso, Serguei Lavrov, las conversaciones con Kiev son "difíciles" porque "la parte ucraniana cambia constantemente de posición".
El principal negociador ucraniano, Mijailo Podoliak, también admitió que las negociaciones son "difíciles", según él, porque "la parte ucraniana tiene posiciones claras y de principio".
Después de que la ONU instara a Rusia a terminar con su guerra "absurda" e "imposible de ganar", el presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió este miércoles que un ataque químico ruso en Ucrania es una "amenaza real", antes de partir rumbo a Bruselas, donde se reunirá el jueves con dirigentes de la OTAN, la Unión Europea y el G7.
En la víspera, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró a la cadena CNN que Rusia utilizaría armas nucleares si enfrenta una "amenaza existencial", una retórica que el portavoz del Pentágono, John Kirby, calificó de "peligrosa".
En paralelo, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que a partir de ahora su país exigirá el pago en rublos -la divisa nacional- del gas que vende a las naciones que considera hostiles, incluyendo las de la Unión Europea (UE), y dio a las autoridades una semana para aplicar el nuevo sistema, que busca contrarrestar las sanciones.
La medida fue rechazada por Alemania, cuyas importaciones de gas provienen en un 55% de Rusia, que la consideró como una "ruptura de contrato".
La principal economía europea está tratando de reducir rápidamente su dependencia mediante la contratación de otros proveedores y el pasado fin de semana firmó un acuerdo con Qatar, importante exportador de gas licuado, para un "suministro de gas a largo plazo".
En este marco, se produjo la renuncia más relevante en el Kremlin tras el inicio de la guerra: el enviado especial de Rusia para el Desarrollo Sostenible, Anatoli Chubais, dejó su cargo, supuestamente por su disconformidad con la guerra, aunque Moscú atribuyó la decisión a "un asunto personal".