Francia diseñó un original pebetero que flota sobre el Jardín de las Tullerías y emula el brillo de una antorcha gigantesca.
Desde la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, un gigantesco globo aerostático sobrevuela el cielo parisino.
La judoca Teddy Riner y la exatleta Marie-José Perec fueron los encargados de llevar la llama olímpica al original pebetero diseñado para simular fuego, pero sin utilizar combustibles fósiles.
¿Cómo está diseñado?
Del globo aerostático pende un anillo de 7 metros, un pebetero hecho de 40 focos LED que iluminan una nube especial generada por 200 boquillas que emanan agua nebulizada. De esta forma, mediante electricidad y agua, el comité organizador buscó presentar al histórico símbolo de los Juegos con algunas particularidades.
Es la primera vez que la llama olímpica se despega del suelo y que funciona con elementos alternos a la combustión.
El diseño fue responsabilidad de Mathieu Lehanneur. El concepto de este pebetero de 7 metros de diámetro está inspirado en el primer viaje en globo de aire caliente realizado en 1783 por los hermanos Montgolfier, en Versalles, Francia.
De esta forma, no solo representa una innovación tecnológica sino también un homenaje a la historia francesa.
El espíritu de sustentabilidad ambiental fue un eje transversal que el comité organizador buscó incorporar en esta competencia. Otros casos son el reciclaje utilizado en las medallas olímpicas, las estrategias de disminución de combustibles fósiles utilizado en la fabricación de los campos de juego y en las camas de los atletas.
En diálogo con la prensa, Lehanneur describió a su creación como un objeto que combina ligereza, magia y unificación. “Este pebetero absolutamente único representa todo el espíritu que quería darle a los objetos Olímpicos y Paralímpicos. Ligera, mágica y unificadora, será un faro en la noche y un sol al alcance durante el día. El fuego que arderá en él estará hecho de luz y agua, como un oasis fresco en el corazón del verano”, expresó.
Este original pebetero volador tiene una altura total de 30 metros, durante la noche se eleva otros 30, llegando a una impresionante altura de 60 metros, para iluminar la capital francesa y extender la magia de la competencia.