Se trata de una afección que si bien tiene baja prevalencia -del 2 al 4% de la población- es prevenible a través de controles oftalmológicos, recordaron especialistas en el marco del día Mundial de la Salud Visual que se celebra este 12 de octubre.
La ambliopía, también conocida como ojo perezoso u ojo vago, es la mayor causa de déficit visual infantil y en adultos menores de 60 años, una afección que si bien tiene baja prevalencia -del 2 al 4% de la población- es prevenible a través de controles oftalmológicos, recordaron especialistas en el marco del día Mundial de la Salud Visual que se celebra este 12 de octubre.
"La ambliopía es una disminución de la agudeza visual que no puede ser atribuida directamente a ninguna anormalidad estructural del ojo o de las vías visuales. Puede ser unilateral o, menos frecuentemente, bilateral. Se llama comúnmente ojo vago o perezoso, y es una falla en el desarrollo visual del niño", explicó la médica del servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral, Lucía Mazer.
Según especialista, sus principales causas son el estrabismo, la anisometropía (la diferencia de aumento entre ambos ojos) o los errores de refracción como la hipermetropía, la miopía o el astigmatismo, cuando son elevados.
Aunque menos común, también puede atribuirse esa enfermedad a una disminución visual en uno o ambos ojos, como "el caso de las cataratas congénitas, caída del párpado superior, opacidades corneales y hemorragia vítrea, que son casos donde se verifica la forma más severa y difícil de tratar", detalló Mazer.
Sin embargo, el dato clave es que se puede revertir antes de los siete u ocho años de edad, porque es el período de plasticidad sensorial, "el lapso de tiempo posnatal en el que la corteza visual es lábil y se adapta a las influencias derivadas de la experiencia o el medio ambiente".
"Si bien se documentaron tratamientos efectivos en pacientes mayores, el de la ambliopía es más efectivo durante la infancia. Por eso, son fundamentales los controles oftalmológicos al nacer, a los seis meses de vida y luego, hacerlos anualmente", subrayó.
Los controles oftalmológicos infantiles consisten en realizar tests de agudeza visual con optotipos (tablas con letras, números y figuras impresas en diferentes tamaños), en el caso de niños más pequeños, se les hace pruebas de mirada preferencial.
En cuanto al tratamiento, se llevan adelante terapias oclusivas, con parches en el ojo con mejor visión para estimular el desarrollo del ojo ambliope; farmacológicas, mediante colirio de atropina en el ojo con mejor visión; ópticas, gracias a lentes o filtros que generen visión borrosa en el ojo con mejor visión, o binoculares, mediante softwares, informó la médica.
El Hospital Universitario Austral funcionará como sede argentina para encabezar la Campaña Latinoamericana de Ambliopía, y ofrecerán este jueves controles visuales de manera gratuita a niños, niñas y adolescentes de 4 a 14 años que se acerquen a la institución, ubicada en la avenida presidente Juan Domingo Perón 1.500, en la localidad bonaerense de Pilar.
El titular del área de Oftalmología del Hospital de Clínicas, Pablo Chiaradia, indicó a Télam que hay "un aumento de la retinopatía diabética, enfermedad que causa la ceguera, porque se incrementó la población diabética".
El médico explicó que "la cirugía oftalmológica que se realiza con mayor frecuencia es la de cataratas y gracias a su evolución en lo tecnológico, mejoró la calidad de vida de la población".
La médica Adriana Tytiun, integrante de Consejo Argentino de Oftalmología (CAO), alineado con la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB, por su sigla en inglés) insistió que durante toda la vida, desde el recién nacido hasta el adulto mayor, "el control oftalmológico anual ayuda a prevenir, detectar y tratar a tiempo las enfermedades de la vista que podrían ocasionar pérdida de la visión y afectar severamente la calidad de vida".
Recordó que "la discapacidad visual afecta el desarrollo laboral, incrementa el riesgo de ansiedad y depresión, además de reducir la autonomía y producir aislamiento en adultos mayores o mayor riesgo de caídas y fracturas".
Por su parte, el médico oftalmólogo, Javier Casiraghi, también integrante del CAO, indicó que enfermedades como la conjuntivitis y la sequedad ocular, aunque menos graves y transitorias, "son motivos de consulta más frecuentes".
"El paciente acude porque tiene síntomas y es entendible, pero es importante desarrollar la conducta de visitar al oftalmólogo preventivamente, sin síntomas, para evitar desarrollar otras enfermedades o detectarlas tempranamente, antes de que ocasionen daño irreversible", remarcó Casiraghi.
La salud visual en cifras
Según cifras provistas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos 2.200 millones de personas padecen deterioro de la visión aunque, como mínimo, en 1.000 millones esa discapacidad visual podría haberse evitado o todavía no se trató.
A nivel mundial, las principales afecciones que causan el deterioro de la visión distante o ceguera son las cataratas (con 94 millones de personas afectadas), errores de refracción (88,4 millones), degeneración macular relacionada con la edad (8 millones), glaucoma (7,7 millones) y la retinopatía diabética (3,9 millones), mientras que la presbicia es la enfermedad que causa el deterioro de la visión cercana a 826 millones de personas.
A su vez, los especialistas informaron que la retinopatía diabética es causada por el exceso persistente de azúcar en sangre, que va dañando lenta pero progresivamente pequeños vasos sanguíneos en distintas partes del cuerpo, incluidas la retina y/o la mácula, dos áreas internas del ojo.
La diabetes afecta a cerca de 1 de cada 10 argentinos y, después de 20 años con la enfermedad, se considera que el 90% de las personas con diabetes tipo 1 y el 60% de las que tienen tipo 2, desarrollarán alguna forma de retinopatía.
El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo y se estima que afecta a un millón de argentinos y que la mitad no lo sabe aunque es prevenible.
Si bien puede desarrollarla cualquier persona, es más frecuente en mayores de 40 años, personas con familiares directos que tienen glaucoma, con diabetes, miopía o hipermetropía, quienes hayan sufrido traumatismos en los ojos o que usen o hayan usado corticoides.