Ana Mercado, la mamá de Juan Caliani, el periodista y productor asesinado en Neuquén capital este lunes en medio de un robo a una vivienda, habló de lo que le toca vivir y de lo que ocurrió en la noche de la tragedia. "Esto es un momento espantoso, una pesadilla para todos nosotros. Ya nada va a ser lo mismo", dijo.
Ana dialogó con Pancho Casado, por AM Cumbre este miércoles en la mañana. "Lo que tengo que decir es que estamos pasando como familia un momento catastrófico que no se lo deseo a nadie. Mi hijo Juan fue asesinado, le arrebataron los sueños y la vida. Juan estaba peleando con la vida y trabajaba mucho para eso, con toda la alegría, con todo el amor y hoy nos arrebataron su alegría, su proyecto y nos dejaron un agujero que no creo que se llene nunca", señaló.
"Estoy sacando fuerzas de donde no tengo y le pido a Juan, de donde esté, que me las dé para que podamos luchar por justicia. Nada me va a devolver mi hijo. Nada me lo va a traer conmigo, nada va a borrar de mi mente esa carnicería que hicieron con él esos dos delincuentes que están sueltos y que pueden hacer lo mismo en cualquier momento y que violaron mi familia y mi hogar", afirmó.
Ana resaltó que "Lo que violaron y mancillaron fue mi familia y mi felicidad. Mis tres hijos son mis soles, mis amores, nosotros somos una familia que ha trabajado siempre con algo que parece ridículo decirlo, pero trabajamos pensando cambiar este mundo por un mundo más justo, más solidario, más tolerante, donde podemos vivir con todas las diferencias que tenemos, pero vivir en paz", sostuvo.
Desconsoalda, la mamá expresó que "Merecemos poder estar en nuestra casa o salir de ella con la seguridad de que estamos seguros. Esto es un momento espantoso, una pesadilla para todos nosotros. Ya nada va a ser lo mismo".
Juan fue atacado por dos hombres armados con un cuchillo, que habían ingresado al quincho familiar para robar. Le dieron tres puntazos; dos en el pecho y otro en el cuello. Sobre los últimos instantes de vida de Cali, Ana aseguró que "Fue una escena de terror, fue una carnicería que duró unos pocos segundos, donde lo dejaron vacío. No se olviden de mi pequeño grandote. Tengo en mi mente su cara en esos últimos momentos sin querer irse. Sus ojitos yéndose. Es un espanto todo esto y no tiene que quedar impune", reclamó.
"Sé que para sus compañeros de trabajo y amigos no va a ser fácil, pero nosotros en la mesa no vamos a tener más alegría, sus bromas, abrazos, sus salidas en bici para disfrutar y cuidarse. Estamos desolados y solo pedimos que nos acompañen para que se haga justicia y no pase más", puntualizó.