Somos Télam
Trabajadores y trabajadoras de Fanazul, concejales y autoridades locales, diputados bonaerenses, representantes gremiales y vecinos se reunieron este martes en la puerta de fábrica de pólvora y explosivos perteneciente a la empresa estatal Fabricaciones Militares, para hacer visible que está con “producción cero” desde la llegada del gobierno de Javier Milei, quien consideró que “se frenó la producción porque no hay a quien venderle”.
La actividad en defensa de Fanazul se realizó en la puerta de la fábrica y tuvo como eje denunciar la situación “crítica productiva” y el pedido de “una fábrica con trabajo en defensa de la industria nacional y de nuestra soberanía”.
A meses de su reapertura, luego del intento de cierre en el gobierno de Mauricio Macri en 2017, de la reincorporación de los trabajadores despedidos, y una inversión que supera los 6 millones de dólares para su recuperación, Fanazul hoy vuelve a estar en alerta ante una situación de paralización de la producción.
“Es mentira que no tenemos a quien venderle porque tenemos documentación y correos electrónicos del mes de diciembre pasado en el que se confirman las ventas, ya había mercadería vendida”.
La fábrica se convirtió en un ícono de lucha desde que se anunció el cierre total de la misma el 28 de diciembre de 2017, durante los gobiernos de Macri, en Nación, y María Eugenia Vidal, en la provincia de Buenos Aires.
Ollas populares; 1.095 días de acampe; cortes en las rutas 51, la 3 y la 226; marchas; dos grandes movilizaciones desde la localidad de Azul hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y la conformación de un Comité de Crisis fueron parte de esa resistencia que consagró a Fanazul como un caso emblemático de la lucha que en determinados momentos deben librar los trabajadores en pos de mantener sus puestos laborales.
“La fábrica el año pasado empezó a producir Mastermix, porque tenía firmado el convenio con la empresa de Perú para que enviemos determinada cantidad de kilos para explotación minera por 5 años”, explicó a Somos Télam el secretario general de la Seccional ATE Azul, Eduardo Bercovich.
“Ellos dicen que no hay a quien venderle y quieren que la mayor cantidad de gente se vaya con retiros voluntarios, quieren el desguace”.
No obstante, el dirigente comentó que la nueva gestión informó que esa venta “se cayó”. El argumento oficial es que hay explosivos que están próximos a vencerse y que ante la supuesta caída del acuerdo con la minera peruana no pueden comercializarse.
“Hasta hace 20 días hemos enviado explosivos a Villa María (Córdoba) y de ahí se llevaba al puerto, nosotros estuvimos produciendo y estaba todo bien”, afirmó el secretario general, quien subrayó que “es mentira que no tenemos a quien venderle porque tenemos documentación y correos electrónicos del mes de diciembre pasado en el que se confirman las ventas, ya había mercadería vendida”, añadió.
Mencionó que, en paralelo con el freno a la producción, se lanzaron dos programas de jubilación anticipada y retiros voluntarios que, definió como “despidos encubiertos que intentan vaciar a la planta de recursos humanos con mucha preparación”.
“El gobierno quiere que queden los menos posibles, para después venderlo o para hacer un negocio inmobiliario por donde están ubicadas”.
“Estas personas se capacitaron, salió mucho dinero esa capacitación al Estado, después (sin ese personal) se hará realmente imposible producir, es un cuello de botella”, advirtió.
Desde Fabricaciones Militares les informaron que “está muy parado todo” pero que “hoy la planta no está cerrada”.
“Ellos dicen que no hay a quien venderle y quieren que la mayor cantidad de gente se vaya con retiros voluntarios, quieren el desguace”, dijo.
“La excusa de Macri en su momento era que no producíamos, ahora que tenemos materia prima y explosivos, nos dicen que no se vende. Son todas excusas ya que quieren parar todas las fábricas para rematarlas y privatizarlas”.
Eduardo Bercovich
Entre las cinco fábricas que tiene Fabricaciones Militares suman 1.400 trabajadores, y según Bercovich, “el gobierno quiere que queden los menos posibles, para después venderlo o para hacer un negocio inmobiliario por donde están ubicadas”. En el caso de la planta de la ciudad bonaerense de Azul, se trata de la presierra.
“Somos la única planta que está teniendo ahora producción cero. Sin producir se hará muy difícil sostener su apertura. La excusa de Macri en su momento era que no producíamos, ahora que tenemos materia prima y explosivos, nos dicen que no se vende. Son todas excusas ya que quieren parar todas las fábricas para rematarlas y privatizarlas”, comentó.
Una fábrica cargada de historia
Ubicada a unos 32 kilómetros del centro de Azul, Fanazul fue inaugurada en 1946, y desde sus inicios estuvo destinada a producir bienes y servicios para la defensa, la minería y otras actividades.
Abocada al abastecimiento de estos sectores, la fábrica llegó a ser la única productora de trinitrotolueno (TNT) de Sudamérica.
Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, Fanazul se reactivó, luego de un fallido intento de privatización en la gestión de Carlos Menem.
Entre 2003 y 2015 se incorporó personal e inversión a la empresa, y de esta forma estuvo dentro de los estandartes internacionales.
Para 2015 había cinco plantas productivas dentro de la unidad: la de Nitroglicerina, Trinitrotolueno (TNT), Emulsiones explosivas, Planta de Proyectiles, y el servicio de Destrucción de Materiales Explosivos.
Pero el proceso se interrumpió cuando el Gobierno de Cambiemos determinó, en ese fin de año de 2017, el cierre de la fábrica para “achicar gastos” del Estado.
El desmantelamiento de la fábrica se dio entre diciembre de 2017 y 2019. Recién en 2020, con cambio de Gobierno, se decidió la reapertura y reconstrucción, con una pandemia de coronavirus mediante que demoró el proceso.
Desde entonces había recuperado una línea de producción y logrado la reincorporación de más de 100 empleados.