Es un programa de actividades aeróbicas, de fuerza y flexibilidad supervisado por médicos cardiólogos, que facilita la recuperación de los pacientes tras una patología cardiovascular. Entre otros beneficios, reduce la mortalidad y el riesgo de episodios futuros y aumenta la capacidad funcional. Su uso como método de prevención.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en la Argentina y en el mundo: en nuestro país producen más de 100 mil fallecimientos al año. Cuidar nuestro corazón para prevenirlas es una tarea cotidiana, que requiere controlar y evitar los principales factores de riesgo, como por ejemplo el sobrepeso, el tabaquismo y el sedentarismo. Pero además, cuando se supera un evento cardíaco, se presenta un nuevo desafío igual de importante: qué hacemos para fortalecer nuestro organismo y conseguir una mejor calidad de vida.
En los últimos años, creció la implementación y desarrollo de la rehabilitación cardiovascular (RHCV). Se trata de un programa médico supervisado que ayuda a las personas con enfermedades cardiovasculares a recuperarse y readaptarse después de un evento. Además, puede ser utilizada como prevención. En líneas generales, se utiliza para casi todas las patologías cardiovasculares.
“Las indicaciones para la RHCV se han ampliado, incluyendo prácticamente a todos los pacientes. Son muy pocas las excepciones, las cuales son evaluadas por el médico cardiólogo; pero podemos decir que las patologías principales son enfermedad coronaria, post-operatorios de cirugías de revascularización miocárdica o reemplazos de válvulas, insuficiencia cardíaca, enfermedad vascular periférica y en menor proporción enfermedades congénitas cardiovasculares”, explica la doctora Tabatha Rivas (MN 157956), jefa del Servicio de Rehabilitación Cardiovascular del ICBA Instituto Cardiovascular.
¿De qué se trata la RHCV? La doctora Rivas la define como un plan de ejercicios que incluye actividades aeróbicas, de fuerza y flexibilidad, adaptadas a las necesidades y capacidades individuales de cada paciente. Su duración depende de cada caso en particular: la clave estará en el tiempo que sea necesario para que se logren mejoras en la aptitud física y en la calidad de vida. Normalmente se realizan de 2 a 3 sesiones semanales.
Los siete motivos para hacer rehabilitación cardiovascular
Uno de los principales objetivos para desarrollar un programa de RHCV es la minimizar el riesgo de mortalidad. “Diversos estudios han demostrado que reduce el riesgo de muerte prematura en un 25-35%”, explica la cardióloga del ICBA. Una investigación publicada en febrero del año pasado en el European Heart Journal, en base a estadísticas mundiales, confirmó este descenso tras analizar el resultado de pacientes que realizaron los ejercicios de rehabilitación por al menos 6 meses luego de haber sufrido un infarto de miocardio, angina de pecho o después de un bypass coronario o una intervención coronaria percutánea.
En el mismo sentido, otro efecto destacado es que son menos los pacientes que deben volver a ser hospitalizados: se ha evidenciado en estudios científicos la disminución de la tasa de reinternaciones. Los últimos ensayos señalan que la disminución ronda el 23% a largo plazo y es aún mayor en los primeros meses. A su vez, todo esto conlleva un tercer efecto positivo: permite reducir el riesgo de eventos cardiovasculares futuros, como por ejemplo infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares.
El impacto también se percibe en el día a día de los pacientes y resulta un factor clave para que retomen su vida cotidiana de un modo más ágil y seguro. Es que mejora la capacidad funcional, favoreciendo la realización de actividades rutinarias y ejercicio físico. “Algunos ejemplos serían el aumento en la distancia máxima al llevar a cabo actividades aeróbicas sin presentar dolor de pecho (angina) y mejora en la capacidad para subir escaleras, levantar peso o realizar tareas en el hogar. Se observa también aumento de la fuerza muscular, reducción en la frecuencia y severidad de síntomas como falta de aire o fatiga. Es importante tener en cuenta que la mejora en la capacidad funcional puede variar de persona a persona y depende de varios factores como la severidad de la enfermedad, la edad, el estado de salud general y la adherencia al programa”, explica la experta.
Otros tres beneficios de la rehabilitación cardiovascular es que mejora la calidad de vida, ya que realizar ejercicio físico en forma regular puede reducir el estrés, la ansiedad y mejorar el estado de ánimo; optimiza la función cardíaca, debido a que puede mejorar la fuerza y eficiencia del corazón; y reduce la frecuencia y gravedad de los síntomas crónicos, como el dolor de pecho (angor), la falta de aire (disnea) y la fatiga.
Prevención y buenos hábitos
Aunque el foco central de la RHCV es mejorar la salud de los pacientes que ya sufrieron un evento cardíaco, de a poco empieza a ganar terreno su uso como forma de prevención, ya sea para quienes tienen factores de riesgo de enfermedades vasculares o como preparación para aquellos que deben afrontar una cirugía.
“Resulta útil iniciar un trabajo previo en caso de intervenciones programadas complejas (siempre y cuando la clase funcional del paciente lo permita), lo que se conoce como prerehabilitación. Sus beneficios serían mejorar la condición física y capacidad cardiovascular, reducir el riesgo de complicaciones postoperatorias, menor tiempo de recuperación y mejora de la calidad de vida después de la operación”, apunta la doctora Rivas.
En cuanto a su uso como método de prevención primaria, la experta explica que “esto se indica para pacientes que presenten factores de riesgo como hipertensión, diabetes, obesidad, dislipemia, aun sin haber tenido eventos cardiovasculares, para ayudarlos a controlarlos y a su vez modificar y mejorar su calidad de vida”.
Además de todos los beneficios enumerados, hay una “efecto inercia” que repercute favorablemente en aquellos pacientes que experimentan las mejores del ejercicio cotidiano y se acostumbran a sumarlo a su rutina. “El principal objetivo de la rehabilitación cardiovascular es guiar y acompañar a los pacientes a retomar, incorporar o mantener hábitos saludables, siendo el ejercicio un pilar fundamental en el camino de lograr un estilo de vida más saludable”, concluye la jefa del Servicio de Rehabilitación Cardiovascular del ICBA Instituto Cardiovascular.