Axel Córdoba con 25 años, es uno de los finalistas para el Global Student Prize 2022. Por sus logros académicos y los emprendimientos que lleva adelante fue distinguidos entre 7 mil postulantes que tiene el certamen.
Dos jóvenes argentinos fueron seleccionados entre los 50 finalistas para el Global Student Prize 2022, que reconoce al “mejor estudiante del mundo”. Axel Córdoba de la Universidad Nacional del Comahue y Nicolás Monzón de la carrera de Ingeniería en Informática en la UADE, están en carrera para ganar los 100 mil dólares que reparte la segunda edición del premio.
Axel Córdoba estudia Geología en la Universidad Nacional del Comahue y fue seleccionado entre casi 7.000 nominaciones y postulaciones procedentes de 150 países.
El premio lo entrega la Fundación Varkey en alianza con Chegg.org. Según explican, se creó para consolidar “una nueva plataforma que resalte en todo el mundo los esfuerzos de estudiantes extraordinarios que, juntos, están transformando nuestro planeta para mejor”.
El concurso apunta a todos los estudiantes que tengan al menos 16 años y estén inscriptos en una institución académica o en un programa de formación y capacitación. También está dirigido a aquellos estudiantes a tiempo parcial y los que hacen cursos en línea. El jurado buscó jóvenes que hayan tenido un impacto real en sus compañeros o en su comunidad.
“En Axel y Nicolás vemos a dos jóvenes que gracias al esfuerzo y la educación vencieron todo tipo de barreras. Sus vidas, marcadas por la perseverancia y la esperanza, son ejemplos concretos de que es posible transformar nuestro país y el mundo. Hoy los aplaudimos a ellos en nombre de todos los estudiantes que se la juegan por la sociedad”, resaltó Agustín Porres, Director Regional de Fundación Varkey.
En agosto, la lista de 50 finalistas se reducirá a 10. Esos diez jóvenes participarán de la ceremonia de entrega del premio que en principio se llevará a cabo en septiembre.
Axel Leonel Córdoba
Desde chico, Axel Córdoba siempre fue muy curioso. Ya en la primaria descubrió que quería dedicarse a la ciencia en su Tucumán natal.
Cuando se vino a vivir a Fernández Oro, una ciudad pequeña ubicada en el corazón de Alto Valle de Río Negro en su adolescencia, improvisaba sus primeros experimentos con potes de perfume, piedras e imanes. Su interés lo llevó a participar en ferias de ciencias, parlamentos juveniles y competencias en otras provincias e incluso a nivel internacional.
Al final, su afición por la física, la química y la biología se vio superada por la Geología, que se vale de todas ellas para estudiar el planeta. Hoy está próximo a terminar la carrera en la Universidad Nacional del Comahue de Neuquén. Ya tiene publicados artículos de investigación y accedió a becas del MIT, del Instituto Balseiro, Pan American Energy y del Consejo Interuniversitario Nacional.
Además, participó del desarrollo de una nueva tabla periódica y de sistemas de modelamiento topográfico, e integra desde 2020 un equipo de investigación sobre tecnologías de realidad virtual y aumentada.
En paralelo, lleva adelante proyectos que buscan tener impacto social, ambiental y, sobre todo, educativo. “Yo trabajo, no solamente para que los niños y niñas de la comunidad tengan acceso a una educación integral en ciencias, sino también para que puedan despertar esa creatividad que los lleve a crear las plataformas del futuro, a tener las ideas del mañana. Para mí liderar es eso, es crear espacios donde las personas quieran dar lo mejor de sí mismas y puedan desarrollarse”, comentó el joven.
Con ese objetivo, creó Hydroplus y Ciencia Cristalina, dos proyectos que pretende escalar y que impacten en más personas. Para ello, dice, usaría los 100 mil dólares en caso de ganar.
-Ciencia cristalina: es una estrategia para que los estudiantes de escuelas rurales usen elementos que encuentren en sus casas, como frascos de mermelada, para sustituir las herramientas de un laboratorio. Con ellos, hacen experimentos para aprender cómo se cristalizan distintos elementos que encuentran en su vida cotidiana, como el azúcar.
-Hydroplus: es polvo granular capaz de convertir el agua líquida en un sólido e incorporar nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. El producto se hidrata con el agua de riego y la proporciona lentamente conforme la planta la necesite, siendo capaz de reducir a un 50% la frecuencia de riego. “Cada gota cuenta y podemos hacer una diferencia notoria desde nuestros hogares hasta los grandes campos de cultivos, por eso es tan importante optimizar el uso del agua”, advirtió.