Por: Pipo Rossi
El 16 de septiembre de 1976 tuvo lugar uno de los eventos más trágicos de nuestra historia: La Noche de Los Lápices. Un reclamo por el boleto estudiantil que termino en la desaparición de diez estudiantes.
La Noche de los Lápices se recuerda como uno de los acontecimientos más dolorosos de la historia argentina. Hace 46 años, varios estudiantes fueron secuestrados y torturados en el contexto de la última dictadura militar.
En memoria de este trágico evento, desde 1998, cuando se promulgó la Ley Nacional N°10.671, se conmemora cada 16 de septiembre el Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios.
El 16 de septiembre de 1976, y sus días sucesivos, un grupo de jóvenes militantes fueron secuestrados en la ciudad de La Plata por los miembros de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Las órdenes de detención fueron dadas por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército.
Esa noche, las fuerzas militares secuestraron de sus hogares a Claudio de Ancha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Horacio Ungaro y un amigo que se quedaba a dormir en su casa, Daniel Alberto Racero.
Al día siguiente fueron secuestradas Emilce Moler y Patricia Miranda. Cuatro días después, fue detenido Pablo Díaz. Gustavo Calotti, vinculado a los demás detenidos, desapareció una semana antes.
La mayoría de los jóvenes desaparecidos tenía militancia política en la Unión de Estudiantes Secundarios y habían participado, durante la primavera de 1975, en las movilizaciones y reclamos para la obtención del Boleto Estudiantil Secundario.
Tras el testimonio del sobreviviente Pablo Díaz, en el juicio de las juntas en 1985 se popularizó la hipótesis de que el secuestro tuvo una relación directa con el reclamo.
Díaz afirmó que el boleto estudiantil, conseguido en 1975, fue suspendido en agosto de 1976 y que la intención de la dictadura militar era capturar a quienes habían sido líderes de ese reclamo.
Hasta el día continúan desaparecidos 6 jóvenes. Los únicos sobrevivientes son Emilce Moler, Gustavo Díaz y Gustavo Calotti. Cuando sucedió el secuestro tenían entre 16 y 18 años.
Se sabe que los estudiantes pasaron por varios centros clandestinos de detención, pero aún no hay pistas sobre el paradero de sus cuerpos.