El maratonista fue llamado a competir en París tras la lesión de su compatriota Sisay Lemma, el gran candidato. Terminó con el primer puesto en una carrera donde la resistencia y la estrategia fueron clave y devolvió a su país a la cima del podio olímpico después de 24 años.
Tamirat Tola de Etiopía conquistó el oro en el maratón masculino de París 2024, estableciendo un nuevo récord olímpico y marcando su primera medalla de oro en esta disciplina.
Tola, que previamente ganó el bronce en los 10.000 metros de Río 2016, vuelve a subir al podio, pero esta vez como campeón olímpico.
Esta victoria representa el primer título olímpico para Etiopía en el maratón masculino desde el año 2000, devolviendo a su país a lo más alto en esta exigente prueba.
Tola originalmente estaba en la lista de reservas y fue llamado a competir tras la lesión de su compatriota Sisay Lemma.
La medalla de plata fue para Bashir Abdi de Bélgica, quien suma así su segunda medalla olímpica en la maratón tras el bronce en Tokio 2020. Abdi se convierte en el primer hombre belga en ganar dos medallas olímpicas en la maratón desde 1976.
El bronce fue para Benson Kipruto de Kenia, quien completó el podio en una carrera donde la resistencia y la estrategia fueron clave.
Tola, campeón del mundo en Eugene 2022, ganador del maratón de Nueva York, se coronó campeón olímpico, con récord en la prueba de los anillos y devolvió la hegemonía a Etiopía, el país que había sido arrinconado por Kenia desde el último boom de la distancia en el Este africano.
Sucedió a Eliud Kipchoge, el mejor maratoniano de la historia, aún más derrotado, que no acabó siquiera -se le perdona todo por su grandeza- para rescatar un oro que su nación no tenía desde Sidney 2000 con Gezahegne Abera. Tola entró a última hora en el equipo olímpico por la lesión en el isquiotibial de Sisay Lemma hace apenas dos semanas.
Fue a ganar un paisaje que se inició en las puertas del ayuntamiento y enseñó el Louvre, Tullerías, todo el curso del Sena, Trocadéro, el Bosque de Bolognes, para terminar en la explanada de los Inválidos, dándole la espalda a la tumba de Napoleón.
El campeón había atacado, volviendo de Versalles -dureza y desnivel hasta llegar al palacio y también hasta el 28- en el pavé del bosque de Meudon, el que retrató Corot, el del menhir Pierre aux Moines, y había soltado a un grupo entre los que estaba Emile Cairess.
En tiempos donde todos los maratones son un monólogo africano, él es un ejemplo de persistencia. Cada año, desde hace tres, abandona el lluvioso Yorkshire para irse a Iten, en Kenia, a vivir la austeridad en la cuna de los campeones. El inglés, tercero en el maratón de Londres, logró una brillante cuarta plaza a 1.04.
La prueba reina del olimpismo
Este deporte es olímpico desde los Juegos de Atenas de 1896, los primeros en la era moderna.Las mujeres tuvieron que esperar casi un siglo para poder participar en esta prueba a nivel olímpico, concretamente a la cita de Los Ángeles 1984.
Según cuenta el mito, esta prueba olímpica nació en la llanura de Maratón, cuando un guerrero ateniense recorrió 42 kilómetros, para avisar a las mujeres de los soldados griegos de su victoria.
Las mujeres griegas habían decidido quitarse la vida y matar a sus hijos si no recibían noticias de los hombres, ante la amenaza de muerte de los persas.