Teniendo como propósito poder transmitir y socializar situaciones límites o externas, me permito a modo de reflexión, concientización e información acerca de etapas finales de la vida de nuestros seres queridos, (que están o estuvieron transitando de forma crónica o terminal), una visión personal de lo acontecido por 45 días, de manera ininterrumpida, en el Nosocomio Público de la ciudad de Cutral Co. Nélida San Martin, era mi madre e ingresó a dicho Hospital el día miércoles 28 de diciembre del año 2022.
Por su parte y en primera instancia, quisiera agradecer enormemente la labor realizada por las y los enfermeros, quienes, en distintas guardias, demostraron vocación y profesionalismo al momento de actuar (incluyendo al personal de Kinésio y Nutrición).
En segundo lugar, quisiera hacer referencia respecto al staff de médicos, exceptuando “algunos”, que estos se desempeñan sin la correcta utilización del manual de procedimientos (A-B-C) careciendo de lo que está establecido por ley Nacional respecto a los cuidados paliativos de los pacientes. Tengo noción que dicha organización se creó en el año 1994 y fue consolidada en abril del 2022, la misma establece la formación continua ante situaciones de personas que tienen dolencias y están trascurriendo su última etapa de vida: su adultez, su vejez.
Por lo mismo es que intento hacer mediate mi descargo, un llamado de atención ante este estamento público, para establecer los medios de capacitación (si es que faltaran) y la dedicación necesaria y exclusiva que precisen, desde uno a más de una veintena de personas que semanalmente pernoctan y precisan de cuidados sustanciales/vitales en las distintas salas de hombres y mujeres. He podido denotar que muchos de ellos se encuentran esperanzados de poder mejorar su calidad de vida, aunque sus voces permanezcan en silencio.
A continuación, quisiera hacer referencia a la Ley 27678, aprobada y presupuestada en el año 2022 en la que se establece y prima:
-Respeto por la vida y el bienestar de las personas.
-Equidad en el acceso oportuno y utilización de las prestaciones sean públicas o privadas.
Tal normativa estaba plasmada en el código civil y en la ley del “Derecho al paciente”, mencionado con antelación, en el marco de la Salud Pública planteando, sobre todas las cosas, un enfoque del tipo “HUMANITARIO”
Por último, desearía aclarar también que teniendo conciencia (aunque muchas veces, no lo logremos) que: “La muerte es un proceso natural de la vida, en el que la sociedad debe de aprender a prepararse y en esta instancia crucial, son los profesionales quienes tienen un rol fundamental” Me invade lo incierto de todo esto, algo está pasando, en especial en las personas que están llegando al epílogo de esta carrera vital o aquel que transita una enfermedad terminal y que requiere de ayuda para poder sostenerse en el tiempo o al menos finalizar su ciclo con las mejores condiciones emocionales, espirituales, a pesar de paliar también con su dolor físico.
Nuestro Hospital Público, con su gran infraestructura, está requiriendo cambios sustanciales, visiones distintas e implementar políticas claras de salud paliativa. El encargado de buscar las alternativas y mayor presupuesto es quien está a cargo de dicha institución.
Por último, todo esto que expuse con anterioridad, no es más ni menos que lo que he podido vivenciar junto a un ser querido (adulto mayor), en un lapso de tiempo considerable, mi mamá era una paciente que no padecía una enfermedad terminal, una mujer que solamente requería de atención continua, permanente y sobre todas las cosas, digna. Lo sustancial, el valor fundamental de todo ser humano, es la dignidad.
Caneo Mario Carlos
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