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Nos meten en la cabeza que en los días festivos la gente tiene "atracones", o consume mucha más comida de lo normal de forma rápida… y la realidad es que, muchas veces, eso no es así. Agustina Murcho, especialista en Trastornos de Conducta Alimentaria, opinó para Télam sobre como comer sin culpa en las fiestas.

Por Agustina Murcho

Llegan las fiestas y empezamos a pensar que vamos a tener "atracones", es algo que se escucha por todos lados y hasta nos lo hacen creer algunos posteos en redes sociales o notas en medios de comunicación. Nos meten en la cabeza que en los días festivos la gente tiene "atracones", o consume mucha más comida de lo normal de forma rápida, sin pensar, sin medir… y la realidad es que, muchas veces, eso no es así.

Para entender esto debemos saber ¿qué es, en realidad, un atracón? Tener un atracón responde a vivir una situación en la que la persona, en general, come una cantidad enorme de comida y lo hace en soledad, con sentimientos de angustia, enojo, tristeza, culpa, vergüenza. Esto se da muchas veces cuando alguien está intentando "anestesiarse", no pensar, evadir situaciones problemáticas o angustias que se despiertan por determinadas cuestiones propias de cada uno.

Cuando llegan las fiestas muchas veces uno se enfrenta a situaciones sociales que pueden desencadenar ansiedad y angustia. Se puede dar si una persona se encuentra en un lugar donde no quiere estar, por ejemplo, en casas de familiares donde no se está cómodo, entonces la persona come y come para no sentir.

Para evadir el sentimiento de angustia o de ansiedad que le despierta la situación concreta. Pero al fin y al cabo son situaciones puntuales. Cuando se habla de "atracón" en días festivos, se refieren a una sobreingesta en una situación social, que nada tiene que ver a un atracón: participar de una celebración y disfrutar de una buena comida no tiene por qué ser un atracón.

Tenemos que dejar de ver a las fiestas o fechas especiales como un problema relacionado a la alimentación. De esta manera sólo logramos seguir generando culpa, ese sentimiento que nos lleva tan directamente a la dieta restrictiva -escuchamos cosas como "el lunes empiezo" o "es la última vez que como así"- y después a un descontrol: ese es el verdadero problema. Restringirse nunca va a ser una buena solución, más bien, será lo que desencadene otros conflictos.

Tenemos que empezar a relajarnos y sacarle el foco tan excesivo a estas fechas, porque no nos permite disfrutar y hay personas que hasta piensan en no ir porque tienen miedo de comer mucho. Así nos perdemos eventos y situaciones de la vida que son lindas, sólo por el hecho de no comer o por la culpa de hacerlo "en exceso". Hay momentos que no vuelven y después, probablemente, nos vamos a arrepentir.

Otro tema en el que debemos profundizar es que, sobre todo en estas fechas, se pone el foco a las calorías, o cuánto ejercicio hacer después de comer pan dulce, de cuánto "engordas" después de las fiestas, vemos frases como "en una noche podes comer lo mismo que en una semana" y demás. No se hace más que dramatizar y generar miedos.

Es hora de que se escuche algo distinto, que se escuche lo mal que puede hacernos realizar dietas antes y después, las consecuencias; es necesario que se hable del disfrute, de comer lo que nos gusta y dejar de pensar que las fiestas son peligrosas y que tenemos que "sobrevivir", como si estuviésemos en medio de un accidente.

Obviamente no están buenos los excesos y hay que aprender a estar en los grises, lo cual no es fácil, pero para eso estamos los profesionales que tomamos al paciente como un ser humano y no como un robot que cuenta calorías y que tiene que salir a correr después de comer.

Detrás de cada uno hay una historia, y muchos comen "por esa historia" y no solo por hambre o por puro placer. Entonces dejemos de hacernos tanto drama por algo que tiene que ser lindo, dejemos de pensar que vamos a cometer un delito y cambiemos la cabeza, porque todo esto sólo nos genera obsesiones y una peor calidad de vida.

Por Agustina Murcho, Lic. en Nutrición (M.N. 7888 / M.P. 3196), especialista en Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA).