Imagen
Más de la mitad de los argentinos son pobres y 2 de cada 10, directamente indigentes, según informó el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) en base a los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) publicados por el Indec. (foto gentileza Puntal)

 La pobreza llegó al 54,9% y la indigencia al 20,3% de la población en el primer trimestre. La región más pobre del país es Gran Resistencia, Chaco, con una tasa del 79,5% de pobres y 38,6% de la población que tiene ingresos de indigente.

Formosa está en segundo lugar con 72% de pobres y Santiago del Estero- La Banda con casi 30% de indigentes. En el Conurbano Bonaerense es de 62 y 25%, respectivamente.

También, Agustín Salvia, director del ODSA, destacó que más del 44% de los trabajadores residen en hogares pobres. "Todo ello a pesar de la sustantiva mejora que registraron la Asignación Universal por Hijo y las transferencias por Tarjeta Alimentar durante los primeros tres meses del año", dijo.

"Las tasas de indigencia y de pobreza infantil habrían alcanzado niveles casi récord: 7 de cada 10 niños viven en un hogar pobre, mientras que 3 de cada 10 lo hacen en un hogar indigente, es decir, con ingresos que no cubren el valor de una Canasta Básica Alimentaria", puntualizó.

Cabe recordar que en el cuarto trimestre de 2023 la pobreza era del 45,2% y la indigencia del 14,6 por ciento. "Casi la mitad del incremento interanual registrado en ambas tasas, con respecto a los primeros 3 meses de 2023 (con tasas de 38,7% y 8,9% respectivamente), tuvo lugar antes de finalizar el año", estableció Salvia

Las causas del agravamiento de la situación social a lo largo del año son variadas, pero desde el ODSA atribuyen el fenómeno principalmente a las diferentes devaluaciones y su impacto en los precios, sin que se hayan generado subas inmediatas y similares en los salarios.

La bisagra estuvo en diciembre de 2023, a partir de cuando se contrajo significativamente el consumo y precipitó los niveles de actividades en sectores tanto formales como informales. "Esto explica la caída en la pobreza de trabajadores asalariados formales y clases medias cuyas remuneraciones no lograron acompañar a la inflación (incluidos los jubilados y pensionados), al mismo tiempo que caían en la indigencia trabajadores informales pobres ante la falta de demanda de trabajo y mayor competencia de precios; o, incluso, jubilados con haberes mínimos sin otros ingresos", consideró Salvia.

La proyección que hace el Observatorio es que en marzo y abril -segundo trimestre- la pobreza y la indigencia tendieron al amesetamiento debido tanto a una caída significativa de la tasa de inflación como al aumento de las remuneraciones de trabajadores formales por sobre esta.

"A ello cabe sumar los incrementos en los haberes jubilatorios y en los programas sociales, los cuales, si bien no lograron alcanzar los niveles de 2023, lograron mejoras efectivas con respecto al primer trimestre. Se encuentra también el pago de aguinaldos de junio, y acuerdos salariales formales o informales entre empleadores y trabajadores", aseguró Salvia.

En este marco, según los pronósticos del ODSA, tanto la indigencia como la pobreza habrían caído durante el segundo trimestre del año, ubicándose en la zona del 17-18% y 49-50%, respectivamente.

Hacia delante, "dado que cabría esperar que inflación siga bajando y que las remuneraciones continúen lentamente ajustándose al alza, lo cual permitiría cierta reactivación del consumo; se puede suponer una cierta caída de ambos indicadores pero todavía muy lenta, sin cambio alguno en la matriz económico-ocupacional que genera los niveles estructurales de pobreza que registra la Argentina", afirmó el director del observatorio.

"Para superar estas privaciones necesitamos creación de más y mejores empleos, lo cual se genera a través del crecimiento económico genuino y continuo, mayores tasas de inversión y más pymes. Ese horizonte todavía no está a la vista", concluyó.