El fenómeno, que forma parte de un ciclo natural-global del clima conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) y es habitualmente asociado a períodos de sequías, podría volver a azotar a los campos argentinos desde mediados de 2024. Desde agosto, se esperan valores térmicos por encima de la media histórica para todos los meses.
El Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático detalló las perspectivas climáticas para el resto del año y las consecuencias que puede deparar el fenómeno “La Niña” a la producción agropecuaria.
La Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) de la Secretaría de Bioeconomía, advirtió en ese sentido que importantes indicadores oceánicos y atmosféricos ratifican la presencia de este evento.
La “Niña”, el fenómeno que forma parte de un ciclo natural-global del clima conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) que es habitualmente asociado a períodos de sequías, podría volver a prevalecer a partir de mitad de 2024, y tener algún impacto en la cosecha gruesa en el oeste de Córdoba, La Pampa, el noroeste y sudoeste de Buenos Aires.
A partir del enfriamiento en las aguas superficiales del Pacífico, suele estar asociada a períodos de sequía, como la que afectó a nuestro país en 2022 y 2023.
En esta oportunidad no se esperan consecuencias tan graves. El Niño continuará presente durante lo que resta del verano e inicio del otoño, con una transición hacia la fase neutral del ENSO a partir del trimestre abril-junio.
Los efectos sobre nuestro país son diversos y varían dependiendo de la fase, la región y la época del año. En particular, durante la primavera y el verano el noreste argentino tiende a registrar lluvias superiores a las normales durante la fase El Niño. En cambio, durante la fase La Niña la misma zona tiende a registrar precipitaciones por debajo de lo normal, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Desde agosto, se esperan valores térmicos por encima de la media histórica para todos los meses. Todo esto se condice con una fase ‘Niña’ del fenómeno ENSO ya activa en toda la región. “Dicho fenómeno se extenderá durante la primavera y posiblemente el verano próximo”, señala el documento.
¿Qué es La Niña?
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical en los vientos, la presión y las precipitaciones, según la OMM.
Por lo general, tiene efectos en el tiempo y el clima opuestos a los de El Niño, que constituye la fase cálida del fenómeno denominado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS).
El fenómeno tiene una periodicidad irregular, usualmente ocurre cada 2 a 7 años, y se declara la fase El Niño/La Niña cuando las temperaturas del mar en el Pacífico oriental tropical aumentan/disminuyen 0,5°C por encima/por debajo del promedio durante varios meses consecutivos (5 trimestres).
¿Cómo puede afectar al agro?
La escasez de lluvia y las temperaturas insólitamente altas pueden perjudicar al conjunto de los cursos y reservas de agua, y por ende, afectar al comercio, la generación de energía y la producción agrícola, lo que puede tener impacto a nivel global sobre las cadenas de suministros y los precios de los commodities.
El efecto de la sequía sobre la producción agrícola puede conllevar pérdidas económicas significativas. La escasez de agua reduce la productividad de los cultivos, disminuyendo los rendimientos y haciendo que los agricultores obtengan menos beneficios.
Además, la sequía aumenta los costes de producción, ya que los agricultores deben invertir en métodos de riego más costosos y en medidas para proteger sus cultivos de las condiciones extremas.
En el caso argentino, la última sequía, durante 2023, determinó pérdidas en los cultivos de alrededor del 50%: en el caso de la soja, se trató de la peor campaña desde 1999.
Por ende, exportaciones de productos primarios cayeron 35,7% y se liquidaron US$ 17 mil millones menos que en 2022. Hasta octubre de 2023, la recaudación por derechos de exportación sufrió una baja del 44% en términos reales.
Pese a la alarma del sector agrícola ante el advenimiento de La Niña, los especialistas estiman que sus efectos serán menos adversos que los producidos la última vez que se presentó ese fenómeno en nuestro país.