Por Patricio Petrini
El municipio quiere ceder casi cien hectáreas para construir un barrio privado y un shopping en una zona de alto valor ecológico. El caso desnuda la desidia extendida y el colapso que atraviesa a toda la ciudad.
Un negocio inmobiliario de gran escala podría decretar el fin de un corredor ecológico sensible de 99 hectáreas ubicado en uno de los sitios más bellos de la Argentina y más requeridos por el turismo internacional. El Cerro Catedral, en San Carlos de Bariloche, es el eje de una controversia que desnuda no solo una posible trama irregular, sino la decadencia de toda la ciudad de los estudiantes, otrora paraíso con tintes de cantón suizo, ahora un lugar colapsado, pasado de tránsito, delito y desbordes inusitados, según describen sus vecinos a Clarín.
En el Cerro Catedral, el municipio y la empresa CAPSA (Catedral Alta Patagonia SA), concesionaria del centro de esquí, buscan desarrollar una nueva urbanización. El proyecto incluye un loteo para barrios cerrados, hotel cinco estrellas y hasta un shopping a 1200 metros de la base. Creen que ese desarrollo aportaría 11 mil plazas turísticas nuevas a la ciudad. Pero la empresa plantea que las inversiones solo serán posibles si se procede a la "transferencia de dominio" de los lotes, algo que iría contra las normas. Si el municipio conserva las tierras, los privados no invertirán.
La municipalidad habla de una "vinculación público-privada" entre CAPSA y las autoridades locales. El intendente Walter Cortés quiere a cambio un canje de tierras para lotes sociales (una de sus promesas de campaña). Dice que por ceder esas tierras el municipio “recibiría 1000 terrenos sociales”. Demás está decir que jamás serán otorgados dentro de la zona disputada.
Pero, ¿con eso alcanza? ¿A cuánto terminarían pagando cada hectárea los inversores? Los cuestionadores del plan dicen que pagarán un “precio vil”, como ya pasó en otros sitios del país años atrás. El Calafate, terruño de Néstor y Cristina Kirchner, ha sido un paradigma de esto. “Un dólar la hectárea”, plantean ONGs diversas, agrupaciones de la política y otros actores de la sociedad civil. Consideran que las tierras son parte inalienable del patrimonio de Bariloche.
Cortés defiende la iniciativa. “Se viene discutiendo desde hace mucho tiempo. Nosotros estamos haciendo cumplir la ordenanza. Lo cierto es que ahí hay 70 hectáreas que nadie las explota, que es monte y yuyo. Por otro lado, hay una necesidad real de la gente de tener su terreno propio", manifestó días atrás. "Nuestra posición es vender esas tierras en Catedral, para que hagan hoteles cinco estrellas, barrios, y obras de infraestructura en Villa Catedral, pero que haya inversiones para que gire la rueda, se genere trabajo y mano de obra para la gente de Bariloche”, agregó.
Basura desbordando zonas boscosas de Bariloche.
El proyecto requiere de las dos terceras partes del Concejo Deliberante, es decir, ocho votos, por lo que se necesitará un amplio consenso de los seis bloques existentes en el organismo. Según medios locales, el oficialismo está muy lejos de ese número de votos propios. Pero los vecinos trinan. Dicen que no se trata solo del Catedral; que Bariloche no da para más; que la ciudad carece de infraestructura, de servicios; que faltan gas y agua; que está contaminado el lago Nahuel Huapi; que ha crecido la inseguridad; que desde el gobierno provincial se ha dado la orden de “dejar de cuidar los bosques”; que todo el tiempo surgen rumores de nuevos loteos en laderas donde no debería hacerse nada.
Cuando expresan su bronca, citan un caso que lo expuso todo: la desidia, la tragedia, el descontrol. El 9 de junio de 2022, un derrumbe de tierra en el Hotel Huinid Bustillo dejó tres turistas muertos y una sobreviviente. El alud ingresó por la parte posterior del hotel y avanzó sobre los pasillos hasta llegar a metros del spa. La tragedia fue provocada por una obra irregular, que desde entonces permanece paralizada.
El Cerro Catedral se volvió eje de una controversia.
Ocurrió sobre la misma avenida Bustillo, que conecta el centro de Bariloche con Puerto Pañuelo, donde se yergue, imponente siempre, el hotel Llao Llao. Sobre Bustillo, los embotellamientos se han vueltos infernales. Puede llevar dos horas hacer los 25 kilómetros que bordean el Nahuel Huapi. Las filas de vehículos son postales de una ciudad que desde lejos no se ve, pero que sorprende por lo penoso a los turistas que eligen en ella descansar.
El parque automotor de Bariloche se encuentra disparado. Se cuentan más de 110 mil vehículos más los de los miles de turistas que llegan en su auto o rentan alguno para pasar sus estadías. En el centro de la ciudad, encontrar un lugar para estacionar se volvió en una misión imposible.
Problemas por las inundaciones en Bariloche.
Bariloche tiene uno de los ejidos urbanos más extensos del país. Es la primera ciudad de la provincia de Río Negro en cantidad de habitantes. Según el último censo, superó los 164.000 habitantes. Pero nadie cree en ese número. La verdad se adivina en la desmesura social de la zona del Alto, donde se encadenan los sitios más peligrosos y dramáticos de la ciudad, con pobreza disparada habituada a la falta de servicios y otras penurias. El consenso general es que está creciendo la inseguridad: ya no resulta novedoso, por ejemplo, los saqueos a los autos de alquiler estacionados en la banquina de Circuito Chico cuando los turistas deciden salir a caminar por los senderos de la zona.
El robo a casas vacías se está volviendo algo habitual. Quien deja una casa por un tiempo no puede hacerlo sin acudir a un vecino para pedirle que se la cuide o contratar un casero. En el último mes, el tipo de delitos se fue complejizando, con ingreso a viviendas con algún tipo de arma, haya o no gente en su interior. Pero además tres homicidios hicieron que el intendente Cortés, pidiera cambios en la policía y una reunión de urgencia con el gobernador de Río Negro, Alberto Wereltineck. Un informe de un tiktoker la definió como la ciudad más insegura del Sur. Desde entonces, se teme por el impacto en el turismo, en las puertas de una nueva temporada de verano.
Una imagen de la desolación en Bariloche.
Por todo eso, los vecinos sostienen que el remate del Cerro Catedral, agregará más drama a una ciudad que según los expertos “no está siendo pensada de modo sustentable”. Una ciudad que crece en el caos y que por ahora no da muestras de que vaya a enderezarse. Varios vecinos conversaron con Clarín para este artículo.
“Lo que está sucediendo con el Cerro Catedral no es aislado del problema general -explica Mónica, una de las vecinas que habló con este medio-, se trata de una situación derivada del no planeamiento, que está generando una saturación de infraestructura, transporte y falta de servicios”.
Los habitantes hablan de basura acumulada, veredas obturadas, autos estacionados sobre las veredas. Casas que tenían una identidad centro europea y comenzaron a ser demolidas para dar lugar a torres para el turismo. “Vivís en un paraíso con un montón de fuentes de agua y es una vergüenza que hay un montón de barrios que no tienen agua. Acá es todo lo contrario al cuidado del ambiente, es una destrucción total. Perdió su identidad Bariloche. Y esto de ser una ciudad turística, ya no parece tan un beneficio porque no está regulado como debería ser”, dice Karina, del Barrio El Frutillar.
“Es un problema capas sobre capas de problemas. Antes, desde la provincia se controlaba que no se talaran bosques, pero de repente eso no pasa más. Se desmonta. Se habla de nuevos loteos, sobre el Catedral, sobre el Cerro Otto. Todo parece amenazado”, explica Norberto. “La ciudad se inunda”, agrega. “Mas capacidad para meter turistas no va a resolver nada, sino empeorarlo todo”, asegura. Clarín pidió más testimonios y llovieron reclamos de todo tipo. La verdad quedó al desnudo. Afloró la evidencia.
Adiós, Bariloche, adiós, es lo que parece escucharse de fondo.