Los devastadores incendios en este país, concentrados ahora en esta provincia de Quebac, provocaron la evacuación de más de 20.000 personas. El humo, alcanzó el noreste de EEUU y se extendió hasta Chicago y Atlanta. La espesa capa tóxica envolvió la Estatua de la Libertad y los rascacielos de la Gran Manzana.
La provincia canadiense de Quebec esperaba con impaciencia la llegada de refuerzos para combatir unos virulentos incendios cuyo humo cubrió Nueva York y otras partes de Estados Unidos de una niebla apocalíptica.
Los devastadores incendios en este país, concentrados ahora en esta provincia francófona, provocaron la evacuación de más de 20.000 personas y en lo que va de año arrasaron casi 3,8 millones de hectáreas, consignó la agencia de noticias AFP.
Con 150 fuegos activos, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, describió esta temporada de incendios como la peor de su historia y advirtió que los recursos "están al límite".
El humo causado por el fuego alcanzó el noreste de Estados Unidos y se extendió hacia el oeste hasta Chicago y hacia el sur hasta Atlanta, llevando a la Agencia de Protección Ambiental a emitir alertas sobre una zona con más de 100 millones de personas.
La espesa capa tóxica envolvió la Estatua de la Libertad y los rascacielos de la Gran Manzana de un brillo entre naranja y café, retrasó vuelos y forzó el aplazamiento de eventos deportivos.
Las mascarillas, vestigios de la pandemia, aparecieron de nuevo en las calles.
"Huele como si alguien estuviera haciendo una barbacoa", dijo Nicha Suaittiyanon, una turista tailandesa de 30 años, con los ojos llorosos.
A orillas del río Este, el abogado jubilado Jack Wright explicó que la contaminación le generó "tos todo el día".
El alcalde neoyorquino, Eric Adams, recomendó a la población evitar la actividad en el exterior a "las necesidades más absolutas". "Esto no es el día para entrenar para un maratón", afirmó.
La empresa IQAir.com, que vigila la calidad del aire alrededor del mundo, dijo que Nueva York registraba el peor nivel de contaminación de todas las ciudades del planeta.
Este evento es "otra señal preocupante de la manera en que la crisis climática afecta nuestras vidas", declaró la vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
Después de los dañinos fuegos ocurridos en las provincias de Alberta y Nueva Escocia, Quebec es ahora el epicentro de los incendios en Canadá.
Actualmente hay 150 activos, un centenar de ellos fuera de control. Y no se esperan lluvias importantes antes del lunes por la noche.
"Con los efectivos con que contamos podemos cubrir al mismo tiempo unos 40 incendios, pero hay 150 activos", dijo el primer ministro de Quebec, François Legault.
"Tenemos que atender lo urgente", añadió.
Quebec movilizó cientos de personas para combatir el fuego y espera llegar a 1.200 con la ayuda internacional.
La Unión Europea propuso enviar más de 280 bomberos procedentes de Francia, España y Portugal, según anunció la presidenta de su brazo ejecutivo, Ursula von der Leyen.
La Casa Blanca dijo que el presidente Joe Biden también había ofrecido a Trudeau "apoyo adicional para responder a los devastadores e históricos incendios forestales".
Trudeau escribió en Twitter que le había agradecido a Biden. "Estos incendios están afectando a las rutinas diarias, vidas y medios de sustento, y a nuestra calidad del aire", dijo.
Más de 20.000 canadienses han sido evacuados, más de la mitad en Quebec, en donde el gobierno se prepara para trasladar a otros 4.000.
"Cuanto más pasa el tiempo, mayor es el desafío", dijo el primer ministro Legault.
En el municipio de Chapais, el residente Daniel Harvey explicó a los medios locales que había recogido papeles importantes, discos de memoria y fotografías para prepararse ante una evacuación.
"No sabemos qué va a pasar, con lo que tenemos que actuar como si" todo fuera a arder, dijo.
Desde principios de año se registraron 438 incendios en esa provincia francófona, frente a una media de 200 en la última década durante el mismo periodo. El número de hectáreas quemadas también es excepcional.
Todo Canadá pasa por un año sin precedentes con 2.203 incendios forestales y casi 3,8 millones de hectáreas, muy por encima de la media de los últimos decenios.
Por su situación geográfica, Canadá se calienta más rápido que el resto del planeta y ha enfrentado en los últimos años fenómenos meteorológicos extremos, cuya intensidad y frecuencia se incrementaron por el cambio climático.