Las compras en Supermercados, volverán a mostrar en noviembre una caída de dos dígitos en las ventas, que podría llegar hasta el 21 por ciento, síntoma que se extenderá a diciembre.
Así, por primera vez en la historia, el gasto de los hogares cumplirá un año entero con números en rojo. La foto actual se explica por el mega ajuste del Gobierno de Milei, el efecto de los tarifazos en el bolsillo y el desplome de los ingresos. Ni en la peor parte de la contracción económica de Mauricio Macri, último hito negativo para el comercio, se vieron cifras similares a las del gobierno libertario.
En pocos días las consultoras privadas que trabajan para los grandes supermercados darán a conocer una baja del consumo de entre 19 y 21 por ciento interanual en noviembre. Mientras que la comparación intermensual seguirá planchada o, según cuentan, con algo debajo del cero por ser noviembre un mes con un día menos. La cifra es casi igual a la caída del mes de octubre, pero tiene un problema: noviembre y diciembre son los meses donde se concentra el grueso de la facturación. Desde el sector privado señalan que 4 de cada 10 pesos que los supermercados venden en el año se comercializan en noviembre y diciembre. Eso, hoy, es uno de los golpes más duros.
Desde agosto se frenó la leve recuperación de los ingresos, y casi todas las paritarias, incluso las grandes, están cerrando por debajo del IPC. Es más, la paritaria de los mercantiles cerró por debajo: dos meses seguidos de 2,5 por ciento de aumento, no acumulativo, con una inflación caminando cerca del 3 por ciento. El dato que citan es clave, porque el salario privado formal, el que tiene acceso a discusiones salariales, es central para regular los niveles de consumo. Además, esa pérdida de ingresos se da justo cuando los trabajadores informales, jubilados y trabajadores privados junto con estatales, están perdiendo por goleada contra la inflación. Esto quiere decir que la pirámide del consumo no sólo está derrumbada, sino que su posibilidad de levantarse es ínfima.
Por otra parte, las empresas explican que el tipo de cambio atrasado, que generó un éxodo de argentinos haciendo compras en el exterior, derrumbó otra parte importante de las ventas locales. Los comercios de frontera perdieron 30 por ciento de su facturación por este proceso.
Medido de diciembre a diciembre, se dio ese nivel de caída en las ventas, con una particularidad: los bienes de consumo masivo que más se dejaron de comprar en los supermercados que están del lado argentino, fueron los alimentos, superando incluso a otros bienes durables. Eso refleja, además, que en Argentina los precios en dólares de los alimentos son los más altos de la región.
Los sectores más perjudicados son los que están instalados en las fronteras con Brasil y, sobre todo, Chile, donde los alimentos se consiguen hasta un 40 o 50 por ciento más baratos que en el mercado interno. Pero el peligro se expande porque, según relataron a este diario fuentes del retail, "hasta Uruguay que siempre fue más caro empieza a tener algunos productos más convenientes que los nuestros".