La décima jornada del juicio que realiza el Tribunal de General Roca por el asesinato del joven mapuche, ocurrido en 2017, dejó más comprometidos a los integrantes del grupo Albatros de la Prefectura.
La décima jornada del juicio que realiza el Tribunal Oral Federal (TOF) de General Roca por el asesinato de Rafael Nahuel dejó más comprometidos a los integrantes del grupo Albatros de la Prefectura procesados por el hecho, luego de que peritos de la Gendarmería confirmaran este miércoles que en el terreno no se encontraron rastros de pólvora que puedan vincularse a armas calibre 22.
Esa conclusión, a juicio de las querellas, hace desmoronar la teoría de la defensa de los prefectos del grupo Albatros, que sostiene que el homicidio se produjo en el contexto de un "enfrentamiento" entre los uniformados y los jóvenes mapuches.
Además, los peritos de la Gendarmería -al igual que la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Adriana Serquis- explicaron con argumentos técnicos que la presencia de partículas compatibles con pólvora halladas en el cuerpo de Nahuel y en las manos de los dos jóvenes que bajaron su cuerpo desde la montaña pudo haberse producido por "transferencia" o "contaminación".
Durante la décima audiencia del juicio declararon los peritos de Gendarmería Fernando Martín Báez y Daniel Alejandro Converso, como también la presidenta de la CNEA, mientras alrededor de cien personas se manifestaban en la puerta del Juzgado en reclamo de justicia por el joven mapuche asesinado el 25 de noviembre de 2017.
Las pericias
A finales de ese año, los gendarmes Báez y Converso habían tenido a su cargo la pericia para hallar restos de pólvora en las manos y ropa de Nahuel, al igual que en los dos jóvenes que lo bajaron hasta la ruta, Fausto Jones Huala y Lautaro González Curruhuinca.
Consultado por el abogado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación Mariano Przybylski, Báez señaló que no se hallaron partículas compatibles con residuos de disparos realizados con armas calibre 22.
Ese testimonio ratificó lo dicho por testigos en las audiencias anteriores en cuanto a que en el lugar del hecho sólo fueron disparadas armas 9 milímetros, calibre correspondiente a las pistolas Beretta y los subfusiles MP5 que llevaban los efectivos del grupo Albatros.
Télam pudo acceder al acta de fines de 2017 en la que constan los resultados de las pericias efectuadas sobre las muestras tomadas de las manos de Jones Huala y González Curruhuinca.
En la muestra NIR 1402, perteneciente a Fausto Jones Huala, fue hallada una partícula característica con pólvora (contiene bario, plomo y antimonio) de un total de 4001 partículas analizadas.
La misma fue encontrada en la zona "tabaquera" de su mano derecha.
En tanto, en la muestra NIR 1405, perteneciente a Lautaro González Curruhuinca, también fue hallada una partícula de esas características sobre un total de 3534 analizadas.
En el caso de González Curruhuinca esa partícula fue encontrada en su mano izquierda, siendo que el mismo es diestro.
Tanto Báez como Converso coincidieron en que la sola presencia de personas en un área determinada donde se realicen disparos, así como el contacto con manos o ropa contaminadas con partículas, y hasta el roce con el asiento de un móvil policial, puede generar una "transferencia" o "contaminación" con partículas características de pólvora.
Durante la instrucción -y también en el expediente- quedó demostrado que Jones Huala y González Curruhuinca fueron esposados y trasladados hasta un móvil de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) por el mismo personal de Albatros que, instantes antes y montaña arriba, había disparado 130 veces con munición de plomo.
Los dos peritos de Gendarmería también admitieron que puede producirse una transferencia a partir del contacto de una manta con la ropa de una persona.
Este punto es clave porque podría explicar la presencia de una partícula de pólvora en el cuerpo herido de Rafael Nahuel.
La audiencia
La audiencia de este miércoles estuvo signada por el maltrato que le propinó el abogado de tres de los Albatros, Marcelo Rocchetti, a la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Adriana Serquis, quien participó en 2017 de un estudio sobre los restos de pólvora en las manos y ropas de los protagonistas del hecho.
"Míreme a mí, míreme a mí", le exigió; la llamó en varias oportunidades "señora"; la interrumpió en decenas de oportunidades; le exigía demostraciones de su "rigor científico"; y le preguntó por cuestiones técnicas que excedían la especialidad profesional de la funcionaria.
Tal fue el tono, que el juez que presidió la audiencia, Pablo Díaz Lacava, le pidió al letrado Rocchetti que "evite de hacer esos comentarios", le solicitó "respeto" por la testigo y le reclamó que sus consultas guarden relación con el conocimiento y área profesional de Serquis.
El encono de Rocchetti con Serquis puede tener su origen en la postura que adoptó el Departamento de Caracterización de Materiales del Centro Atómico Bariloche cuando, a principios de enero de 2018, respondió a una tapa del diario Clarín que publicó un título en el que afirmaba que del análisis realizado por esa dependencia se desprendía que Rafael Nahuel había realizado disparos, ya que se habían encontrado partículas de pólvora en sus manos.
El área del Centro Atómico Bariloche respondió oportunamente con un comunicado de prensa en el que planteaba que "toda información que hubiera sido consignada en algún medio de prensa es inexacta, careciendo de sustento empírico".
Este miércoles, Serquis detalló la tarea científica realizada oportunamente en el estudio sobre las muestras de manos y ropa que realizó el Departamento de Caracterización de Materiales, e indicó las múltiples formas en las que son posibles las transferencias de partículas.