La costosa paz que se había logrado en el barrio Peñi Trapun, tras el homicidio de Lucianito, se quebró el jueves y viernes de la semana pasada. Dos días con disparos de arma de fuego en plena vía pública.
De alguna manera, la situación se volvió a escapar de las manos de los organismos que se encargan de la seguridad: policía y justicia. Con todos los recursos disponibles, la situación de violencia volvió a aflorar. Afortunadamente, por ahora, las balas se perdieron o quedaron estampadas contra alguna pared y no hubo heridos. Pero es cuestión de tiempo y es una lotería.
Los organismos responsables de este tema, deberían tomar nota y abordar la situación antes que otra desgracia enlute a la ciudad.