A la política neuquina, las cosas le suceden al lado de los asientos, pero pasan inadvertidas. La pregunta es si no son advertidas o simplemente son toleradas para tener alguna ventaja de la relación amistosa con este o aquel.
Es cierto que hubo algunos diputados que se opusieron al acceso de Gloria Ruiz a fondos discrecionales y se corrigió. Eso fue con monitoreo del gobernador Rolando Figueroa. Pero no menos cierto es que la olla se destapó con un informe del diario Río Negro sobre los familiares contratados por Ruiz y el informe del BPN que alertó sobre movimientos extraños en una cuenta particular de Pablo Ruiz.
Entre la publicación del diario Río Negro del 10 de noviembre y el 21 de noviembre, nadie presentó un pedido de informe sobre los contratos. Nadie de la oposición, pero tampoco del oficialismo legislativo que ahora grita golpeándose el pecho contra la corrupción y quiere librarse rápido de Ruiz, su sombra y hasta sepultar su apellido. Nadie nada.
Con el tigre muerto, todos son cazadores
El caso es que institucionalmente no hubo reflejos para advertir la situación. Y ahora hay muchos discursos, pero ningún ejemplo.
Tema uno. En Plottier tanto el intendente como los concejales de Desarrollo Ciudadano, el partido de Gloria Ruiz, hicieron público su compromiso con la transparencia y la honestidad y todos continuarán en sus cargos como si nada hubiera pasado. En realidad, todos renunciaron al partido de Ruiz y van a amar otro.
Tema dos. En la Legislatura, en tanto, nadie se comprometió a dar a conocer sus listados de asesores con nombre, apellido y función, como un simple botón de muestra de compromiso con la transparencia y demás.
No hay que olvidarse que todos hablan bonito, pero… la gente de a pie, como le llaman, los vecinos comunes, afirman que están podridos de ver políticos que llegan pobres y salen ricos. Y políticos de todos los niveles: desde concejales hasta diputados e intendentes.