La justicia atraviesa problemas para alojar a imputados con prisión preventiva y condenados. La situación no es nueva pero solo se puede solucionar con la ampliación de cárceles y comisarías donde hay alcaidías. Fuentes del Poder Judicial reconocen en privado que “las preventivas están siendo todas domiciliarias porque no hay donde meter más gente. Simplemente no entra más nadie, no hay más lugar”.
El tema es que muchos de los casos de microtráfico de drogas están relacionados con abusos de arma y hechos de violencia extrema que generan conmoción social y a los involucrados se les formulan cargos pero los envían a domiciliaria por ese “no hay más lugar”.
Este medio dialogó con el fiscal Gastón Liotard respecto al tema.
P_: ¿Se sigue con el cuello de botella este de que no hay lugar donde alojar detenidos?
GL_: Si, si, absolutamente. Le podría afirmar que cada vez es peor. Cada vez es peor. No hay lugar, cada vez hay más personas que deben estar encausadas con prisión preventiva o incluso condenados, pero la capacidad de las unidades de detención, de las comisarías, sigue igual que hace años.
P_: Atendiendo a que los casos de microtráfico de drogas suelen tener el condimento del uso de armas y disparos, ¿qué tratamiento se le va a dar?
GL_: Son investigaciones paralelas, por un lado están los abusos de armas, los homicidios en grado de tentativa, lesiones, portación de arma de fuego y demás. Además de eso, paralelamente, tramita un legajo por lo que públicamente se conoce como microtráfico, que es otro tipo de investigación y otro tipo de imputación.
P_: ¿La única forma de que se amplíe la capacidad para cobijar gente con prisión preventiva es que se amplíe la U-22?
GL_: La unidad 22 es una unidad para personas condenadas, no pueden ir procesados y de todos modos hay gente condenada que está en comisarías por una cuestión de capacidad de convivencia entre los internos y demás. Realmente el cuello de botella no ha encontrado en lo inmediato solución.