Las víctimas fueron identificadas por las fuentes como María Daniela Carco (45) y su hijo Leonel Cáceres (7), mientras que el hombre se llamaba Gabriel Cáceres (45).
Una mujer y su hijo de 7 años fueron asesinados a martillazos y cuchillazos en una casa de la localidad bonaerense de Florida por el esposo y padre de las víctimas, quien luego fue encontrado muerto en un baño en la planta alta de la vivienda supuestamente luego de autolesionarse con un arma blanca en los brazos, informaron fuentes policiales y judiciales.
El hecho se produjo en una casa de la calle Julio Argentino Roca 2198, de la mencionada localidad del partido de Vicente López, y la clave para descubrir el caso fue la intervención de la directora del colegio al que asistía el niño, quien alertó a la policía que el alumno hacía tres días que no concurría a clases, y de una vecina que ya había comentado en la comisaría que por debajo de la puerta de la casa salía agua.
La principal hipótesis de los investigadores es que se trató de un doble homicidio seguido de suicidio y que el posible móvil de la decisión adoptada por el hombre pudo haber estado motivado en problemas económicos.
“El hombre estaba repleto de deudas. Hay al menos tres testimonios que lo acreditan”, dijo a Télam una fuente judicial.
Las víctimas fueron identificadas por las fuentes como María Daniela Carco (45), quien vivía de preparar viandas de comida y de cuidar niños, y su hijo Leonel Cáceres (7), mientras que el hombre se llamaba Gabriel Cáceres (45) y era técnico en computación.
Voceros policiales indicaron a Télam que el hallazgo se produjo a partir de un llamado al 911 realizado por la directora del colegio "Cuarto Creciente" de Florida, al que asistía el niño, dando cuenta de que hacía tres días que el alumno no asistía a clases y que no podían contactarse con la familia.
La Policía vinculó el llamado a la queja que una vecina había hecho días antes, para decir que salía agua por debajo de la puerta de esa casa que la familia Cáceres alquilaba hacía cuatro meses.
Por ello, y luego de una autorización judicial, personal policial ingresó a la vivienda con ayuda de un cerrajero, advirtió que el agua venía desde la planta alta y allí halló los tres cadáveres.
Los policías que ingresaron a la casa hallaron a las dos víctimas sobre la cama de la habitación matrimonial y cerca de ellos las dos armas homicidas: un martillo y un cuchillo.
“El niño estaba boca arriba, con heridas compatibles a martillazos en la cabeza y puñaladas en el pecho. Según el médico de policía, lo mataron mientras dormía y sería la primera víctima de la secuencia homicida”, detalló la fuente judicial consultada.
La mujer también estaba asesinada con el mismo tipo de heridas sobre la cama, pero además presentaba heridas de tipo defensivas en las manos y los brazos, por lo que se infiere que enfrentó al asesino y fue la segunda víctima.
El hombre se hallaba dentro de la bañera del baño principal, con el agua caliente prendida que había rebalsado y que había inundado casi toda la propiedad.
“Se llovía y se caía el cielo raso por el vapor del agua caliente. El agua inundó todo y llegaba hasta la puerta de calle. También dificultó la tarea pericial porque barrió la evidencia que podría haberse hallado en los pisos”, dijo a Télam un investigador.
Si bien en un principio no se veía sangre por la gran cantidad de agua que había corrido desde el hecho y se pensaba que el hombre podía haber tomado algún tipo de veneno, luego los médicos que revisaron el cadáver encontraron lesiones de arma blanca en los brazos.
Cáceres yacía muerto vestido con profundos cortes en sus antebrazos brazos efectuados aparentemente con hojas de bisturí que fueron halladas en el cuarto matrimonial, por lo que se cree que se cortó los brazos junto a sus víctimas y de allí fue a acostarse a la bañera, abrió el agua caliente y se dejó desangrar, confiaron las fuentes.
"Creemos que las lesiones en los brazos son las que provocaron la muerte, pero igual habrá que aguardar hasta mañana para determinar en la autopsia si además había consumido algún tipo de sustancia", dijo a Télam un investigador.
Al lugar concurrió para dar las directivas el fiscal Gastón Larramendi, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Vicente López Oeste, pero al tratarse de un hecho intrafamiliar, a la investigación se sumó la fiscal Lida Osores Soler, de la UFI de Violencia de Género de Vicente López, quien finalmente se quedará con el expediente.
Los tres cuerpos llevaban más de 48 horas fallecidos, según determinaron los médicos que trabajaron en el lugar.
Los fiscales ordenaron secuestrar para pericias la cuchilla y el martillo tipo maza que habría utilizado el hombre para asesinar a su esposa y a su hijo, y también se llevaron los celulares de las víctimas para intentar desbloquearlos y analizar su contenido.
Los policiales que trabajaron en el lugar no hallaron ninguno de los ambientes revueltos y todos los accesos a la vivienda estaban intactos, con la puerta principal cerrada desde adentro, por lo que se descartó en principio la presencia de cualquier otra persona en la escena del crimen.
Respecto al móvil, si bien surgió que en 2010 Cáceres padre había sido denunciado por maltrato por su hijastra adolescente -hija de Carco pero no de él y quien ya no convivía con ellos-, la fiscalía tiene como hipótesis firme que el hombre pudo haber tomado esta determinación como consecuencia de los problemas económicos que venía afrontando.
La policía recibió la declaración de la madre de un compañerito de colegio del niño asesinado, quien le contó a los investigadores que días atrás se había encontrado con la madre del chico en una plaza y que ésta le había contado que estaban muy mal económicamente y que su marido estaba muy deprimido porque no podían solventar los gastos mínimos de la casa.
Además, un vecino le hizo escuchar a los fiscales un audio de Whatsapp donde un acreedor de Cáceres le decía que el hombre le debía dinero y le pagaba con cheques rebotados, y por último, un hermano de Carco también mencionó las dificultades económicas de su hermana y su cuñado.