A pesar que la temperatura promedio subió 1,5° y se acerca al umbral crítico, el presidente Donald Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, un tratado internacional jurídicamente vinculante adoptado en diciembre de 2015 por cerca de 200 países con el objetivo de limitar el calentamiento global a menos de 2 °C en comparación con los niveles preindustriales. La decisión, formalizada a través de una orden ejecutiva emitida pocas horas después de su investidura, refuerza la intención de la nueva Administración de revisar la política energética y climática del país.
Aunque el anuncio no fue sorpresivo, dado que Trump ya lo había anticipado durante su campaña, la rapidez con la que actuó tras asumir la presidencia ha generado preocupación entre los defensores del medioambiente. Este movimiento reafirma su postura a favor de los combustibles fósiles y su intención de desmantelar políticas climáticas previas impulsadas por su antecesor.
¿Qué significa el Acuerdo de París y por qué es importante?
El Acuerdo de París es de gran importancia en la lucha contra el cambio climático. Establecido tras la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, busca movilizar esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y alcanzar un clima neutro para mediados del siglo XXI. Por primera vez, todos los países firmantes asumieron compromisos vinculantes para mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de los 2 °C, y preferiblemente no superar los 1,5 °C.
Sin embargo, el cumplimiento de estos objetivos enfrenta grandes desafíos. Desde julio de 2023 hasta finales de 2024, casi todos los meses superaron el umbral de 1,5 °C, aunque técnicamente esto no implica aún el incumplimiento del tratado. La lucha climática requiere un esfuerzo sostenido y creciente de todas las naciones.
Estados Unidos es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero a nivel mundial, solo superado por China. Su retirada del Acuerdo de París genera interrogantes sobre el liderazgo global en la lucha contra el cambio climático y dificulta la coordinación en las cumbres climáticas, como las Conferencias de las Partes (COP), donde los países negocian compromisos de reducción de emisiones.
El impacto de esta decisión se agrava por las tensiones inherentes entre las naciones más contaminantes y las de menor capacidad económica. Estas negociaciones a menudo enfrentan a los países del norte global, con mayores recursos, y a los del sur global, que demandan apoyo financiero para implementar políticas climáticas.
La próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) se celebrará en Brasil, marcando tres décadas de cumbres climáticas. En la última reunión, celebrada en Bakú, se avanzó en el establecimiento de un fondo de 300.000 millones de dólares destinado a financiar iniciativas en el sur global, un paso clave para reforzar la cooperación internacional.
El Acuerdo de París exige que los países actualicen cada cinco años sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), que detallan sus compromisos en la lucha climática. Además, promueve el uso de mecanismos de mercado y la conservación de ecosistemas como sumideros de carbono, destacando la relevancia de los bosques en esta misión.