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Si bien afecta a miles de personas, el aumento de la obesidad infantil y el sedentarismo traen aparejadas complicaciones cardíacas desde la infancia. También afecta a las mujeres durante el embarazo y la menopausia. Controlar la presión requiere un enfoque integral y atención médica.

La presión arterial alta, o hipertensión, se caracteriza por la fuerza excesiva que la sangre ejerce contra las paredes de las arterias. Se mide en milímetros de mercurio (mm Hg) y se considera alta cuando las lecturas son igual o superiores 140/90 mm Hg. La Dra. Marcela Tripolone (MP 1792), Presidente del Comité de Hipertensión Arterial de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), señala que se trata de “una afección multifacética que requiere una comprensión completa y un enfoque integral para su manejo y tratamiento efectivos. Con un diagnóstico oportuno, cambios en el estilo de vida y una atención médica adecuada, es posible controlar la presión arterial y reducir el riesgo de complicaciones graves”.

La hipertensión no controlada puede dañar gravemente los vasos sanguíneos y los órganos del cuerpo, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares (ACV), aneurismas, insuficiencia cardíaca, problemas renales, problemas oculares, síndrome metabólico, demencia y más.

Mayor atención

Si bien esta patología se puede presentar en cualquier momento de la vida de una persona, existen tres grupos que deben prestar mayor atención a la presión arterial.

El primero son los niños. Al respecto, Tripolone dice que “en los últimos años, ha habido un aumento preocupante en la hipertensión infantil debido a la obesidad y otros factores de estilo de vida poco saludables. El control de la presión arterial en niños es vital y requiere el uso de equipos de medición adecuados”.

En esta línea, el cuidado de la presión debe comenzar en el mismo momento del embarazo dado que pueden tener consecuencias graves para la madre y el bebé. Además, las mujeres al entrar en la menopausia también pueden experimentar cambios en su presión arterial.

Finalmente, los ancianos. “Aunque la presión arterial sistólica tiende a aumentar con la edad, mantener las cifras dentro de rangos normales es esencial para reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares en personas mayores”, subraya Tripolone.

Factores de riesgo y tratamiento

La hipertensión primaria, o esencial, es la forma más común y generalmente se desarrolla gradualmente a lo largo de los años sin una causa identificable específica. Sin embargo, factores como la genética, el estilo de vida y la acumulación de placa en las arterias (ateroesclerosis) pueden aumentar el riesgo. Por otro lado, la hipertensión secundaria puede ser el resultado de afecciones subyacentes, como problemas renales, trastornos hormonales o el uso de ciertos medicamentos.

Una vez diagnosticada, el tratamiento puede incluir medicamentos, pero es fundamental un cambio de vida del paciente. En este sentido, Tripolone enumera que “dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol, controlar el peso, hacer ejercicio regularmente y seguir una dieta saludable baja en sal y grasas saturadas”, son los primeros pasos para regular naturalmente la presión arterial.


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