Sebastián González, el vecino de Cuenca XVI que se es chofer y, cuando puede, reparte viandas entre gente en situación de calle, señaló que "hay mucha necesidad y me parece que lo mejor es ayudar".
Sebastián, junto a Nati, su pareja y su suegra, prepararon ayer unas 50 porciones de guiso de lenteja y en la noche del viernes salieron a distribuirla entre los varios acampes que existen en Neuquén capital, de gente que vive a la intemperie y en la calle.
"Repartí comida a gente en situación de calle y me volví llorando", dijo y destacó que hace un tiempo comenzó con esta campaña solidaria que no solo tiene por finalidad brindarles un plato de comida a la gente que atraviesa sus días en la calle sino también un momento de compañía y contención y así poder conocer más en profundidad lo que sienten estas personas.
“Llevamos las viandas con guiso de lentejas a personas que estaban en el Hospital Bouquet Roldán, otros que se encuentran cerca de la Catedral, también a un grupo de jóvenes que duermen en la calle 12 de Septiembre al lado de las vías”, contó el hombre, de 33 años, que trabaja como chofer en una empresa que brinda servicios al sector petrolero.
Asimismo, recordó que durante su recorrida solidaria se cruzó con jóvenes y adultos "que estaban calentándose con un fueguito y que cuando bajé del coche y les entregué la vianda con comida se pusieron muy contentos y fueron muy agradecidos".
"Pude charlar un buen rato con ellos y me contaron por la difícil situación que atraviesan, algunos me contaron que se quedaron sin trabajo, otros limpian vidrios para subsistir”, relató.
González no sale de su asombro por la cantidad de gente que está sin vivienda y "durmiendo entre cartones con este frío".
“La verdad que me volví a mi casa llorando porque es muy duro ver jóvenes, gente adulta pasando por esta situación, incluso chicos de 8, 10 años con sus padres y también mujeres. Una de ellas de Jujuy me contó que no puede pagar el alquiler y quedó en la calle”, explicó. González confesó que mientras regresaba a su casa junto a su mujer no podía sacarse de la cabeza a ese abuelo que se había acostado a dormir sobre un colchón en medio del frío helado de la noche "que agradeció la comida que le entregué porque según me dijo no había podido comer nada en todo el día".
En Cuenca XVI también es "técnico" de una escuelita de fútbol donde asisten más de 30 chicos de distintas edades que viven en el oeste de la ciudad. “Los días que tengo franco por mi trabajo trato de ayudar a la gente y a los chicos, me gusta esta tarea solidaria que llevo adelante con mi familia y con amigos”, resaltó.