Horacio Parent es un científico reconocido a nivel mundial por sus investigaciones en amonites. Desde 1987 visita anualmente el Museo Olsacher en Zapala para hacer muestreos y preparar los materiales que posteriormente analiza.
Horacio Parent, científico y docente de la Universidad Nacional de Rosario.
Caminar por Zapala es adentrarse en un mundo de antigüedad geológica. Las veredas y las paredes revestidas en piedra laja hace años permiten descubrir amonites en plena calle. En otras épocas no se tenía tanto conocimiento sobre esos fósiles y resguardarlos no parecía prioritario. Los tiempos -afortunadamente- cambiaron y la ciencia fue ganando terreno.
El Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Prof. Juan A. Olsacher” de Zapala (MOZ) es un claro ejemplo de esto: resguarda una colección imponente de restos fósiles marinos y de minerales de la provincia del Neuquén.
Horacio Parent es un científico de la Universidad Nacional de Rosario que obtuvo prestigio internacional al dedicar su carrera a conocer más acerca de los amonites, una subclase de moluscos cefalópodos que existieron en los mares desde el Devónico Medio hasta finales del Cretácico y de los cuales hay registros fósiles en la zona centro de Neuquén.
Desde hace 38 años Horacio viaja anualmente a Zapala, donde mantiene una relación especial con el MOZ, epicentro de los muestreos que sustentan sus investigaciones.
En 1987 comenzó a visitar la colección particular de José Ignacio “Falucho” Garate Zubillaga que, al ir expandiéndose y cobrando relevancia, dio vida al actual MOZ. En esa época Horacio era docente de la facultad y recién empezaba a investigar amonites.
En una entrevista reciente realizada por el departamento Video y Difusión del MOZ, recordó que el primer muestreo paleontológico de amonites lo hizo en Chacay Melehue.
“Durante la construcción de una ruta estaban haciendo voladuras en las Lomas Bayas y, al dinamitar, quedaban las paredes con la exposición de todos los estratos con sus amonites. Eso me permitió hacer mi primera colección de amonites nivel por nivel”. Actualmente ese tipo de muestreo es de rigor, pero en aquel entonces fue un esfuerzo hacerlo, aprovechando que estaban dadas las condiciones para ello.
“Sigo con la misma línea con la que empecé mis investigaciones en 1987, estudiando amonites del Jurásico Medio y Superior. Lo que sí se ha agregado en los últimos años, dado que con Alberto (Garrido) nos apareció la posibilidad de muestreo y el interés adicional es hacer algo del Cretácico Inferior y, quizás, del Jurásico Inferior”, explicó. Con Alberto, quien es geólogo y director del MOZ, “realizamos todos los estudios que publicamos, así como también con numerosos especialistas de Argentina y otros países”, acotó.
Si bien el estudio que llevan adelante es desde el punto de vista biológico -el amonite como organismo-, le asignan una enorme importancia al aspecto cronológico que tienen. “La morfología de los amonites y la evolución que han tenido permiten que se los utilice prácticamente como relojes”, informó.
En ese sentido, mencionó que “según el tipo de amonite que se va observando en las capas sucesivas, puede conocerse la edad de esas capas. ¿De qué forma? -se preguntó- Bueno, porque existen escalas más antiguas, que son estándar y que están en Europa. Al compararse las distintas escalas de amonites se encuentran planos de tiempo con los cuales puede trazarse la historia geológica de la Tierra, en particular, regional”.
Los amonites se originan en el Devónico inferior, 380 millones de años atrás, y evolucionan muchos años porque se extienden en el Daniano, un poco después del fin del Cretácico. Es decir que la existencia de los ammonoideos es de alrededor de 320 millones de años. En la cuenca neuquina hay gran desarrollo de rocas marinas jurásicas y cretácicas, hasta el cretácico medio, hablando del ambiente marino.
Desde hace años Horacio se agenda febrero para venir a la provincia del Neuquén a realizar los trabajos de muestreo. Si está la oportunidad, con el equipo más moderno que dispone el MOZ, prepara el material en el propio museo. Eso significa quitarle la matriz que tiene, recomponerlo, fotografiarlo y dejarlo en el mejor estado posible para su exhibición.
El resultado de este trabajo está expuesto en las salas y es parte del patrimonio provincial. Para conocerlo, hay que ir de lunes a viernes de 9 a 19.30 a la intersección de Ejército Argentino y Etcheluz y dejarse sorprender por los tesoros fósiles que resguarda.