Con el levantamiento de las restricciones para cirugías y trasplantes, aumentó el requerimiento de glóbulos rojos, plasma y plaquetas. El valor del gesto altruista de ayudar a los demás. Cuáles son los requisitos para donar. el 14 de Junio es el día Mundial del Donante de Sangre. (Foto.- En la Comarca Petrolera las peñas son muy activas como donantes)
Una cirugía. Un parto de riesgo. Un trasplante. El tratamiento de un paciente oncológico o la atención de un bebé prematuro. Todas estas situaciones tienen algo en común: pueden demandar una transfusión de sangre. Los glóbulos rojos, el plasma y las plaquetas funcionan como rueda de auxilio del sistema sanitario y muchas veces son demandados con urgencia. Para poder responder a tiempo, el sistema necesita previsión. En otras palabras: tener los recursos a disposición para asistir a quien lo necesita, cuando lo necesita.
“El banco de sangre debe contar con un stock permanente de distintos hemocomponentes que se irá renovando según el ingreso y el vencimiento de las unidades. Cada uno tiene distinto vencimiento. Las plaquetas son las más críticas: si no se utilizan en cinco días, deben descartarse”, explica la doctora Susana Anhel (MN 1454), jefa Bioquímica de la Fundación Swiss Medical.
Para muchas personas, la donación de sangre irrumpe en sus vidas como una necesidad, cuando un ser querido requiere una transfusión. Esta situación está muy lejos de ser la ideal. En primer lugar, porque le suma a los pacientes y sus familiares la carga extra de tener que conseguir donantes cuando están atravesando una situación traumática. Pero además, porque la sangre que se utiliza debe pasar por un proceso que demanda tiempo.
“La sangre extraída a los donantes se separa en distintos hemocomponentes (glóbulos rojos, plasma y plaquetas); cada uno cumple distintas funciones, ya sea recuperando la hemostasia ante un sangrado o mejorando el transporte de oxígeno”, explica Anhel y agrega que “ante una emergencia (obstétrica, traumatológica, neonatal) los hemocomponentes deben estar listos, estudiados y disponibles. Una donación realizada en ese momento es tardía”.
Allí es donde toma importancia el rol del donante de sangre, cuyo Día Mundial se celebra este 14 de junio. Mujeres y hombres que, en forma voluntaria y altruista, donan su sangre para ayudar a otros, sin saber a quién le terminarán salvando la vida. “Hoy en día no tenemos un sustituto de la sangre humana, sólo un humano solidario puede ayudar en la sanación de otro humano enfermo. Sin ellos, no sería posible cubrir las cirugías ni los tratamientos que estos pacientes necesitan”, agrega Anhel.
Por cada tres donantes, hace falta uno más
La pandemia de coronavirus planteó un nuevo obstáculo para que los donantes mantuviesen el hábito de abastecer los bancos de sangre. Un dato positivo: la caída que hubo en 2020 comenzó a revertirse el año pasado, explica Anhel. Un dato negativo: aún faltan donantes.
“Es cierto que hubo un aumento de donantes, pero este año también creció la demanda de cirugías, que estuvieron más restringidas en 2021 y aún más en 2020. Ahora, al desaparecer las restricciones de la pandemia, vemos un fuerte incremento en la demanda de transfusiones”, explica la doctora Karina Rainero (MN 92961), jefa del Servicio de Medicina Transfusional y Banco de Sangre del Instituto Alexander Fleming.
La experta pone como ejemplo la situación en el Fleming, donde “se liberaron los trasplantes de médula ósea y se trata de pacientes que tienen un alto requerimiento transfusional. Me animaría a decir que necesitamos que la cantidad de donantes aumentara entre un 30% y un 40%”. Es decir que por cada persona que dona sangre, hace falta que se sume una más”.
Al aumento de la demanda, se suma otro factor: la cuarta ola de coronavirus. “Si bien hay afluencia de público a realizar donaciones, el incremento de los casos de Covid que hubo en las últimas semanas hizo que muchos donantes habituales se bajaran por estar cursando la enfermedad. Entonces el aumento resulta oscilante”, explica Rainero, que es especialista en hemoterapia e inmunohematología.
Quiénes pueden ser donantes de sangre
La doctora Susana Anhel explica que para donar sangre sólo se necesita ser “una persona sana, de hábitos saludables, que comprenda la importancia de su acción altruista, que no se sienta obligado a donar, sino que lo haga con la convicción y el orgullo de realizar un acto de bien”. La experta destaca tres datos sobre cómo donar y por qué es importante:
La sangre proveniente de un donante voluntario y de repetición es 10 veces más segura que los donantes que se ven “comprometidos” o presionados a hacerlo.
Se puede donar cada 3 meses; al donante se le realizarán controles hematológicos previos para asegurar su aptitud.
Los interesados pueden donar en hospitales, clínicas o sanatorios que posean Banco de Sangre o en los Centros Regionales de Hemoterapia que se encuentran fuera de las unidades asistenciales.
Una pregunta que muchos se hacen es cuáles son las situaciones por las que uno no está en condiciones de donar sangre. “Una persona que pueda estar en riesgo de transmitir enfermedades tales como SIDA, Hepatitis B o C, Chagas u otras que puedan contagiarse a través de la sangre, debe abstenerse de donar. Si tiene dudas siempre puede consultarlo en cualquier Banco de Sangre o en las páginas de la Dirección Nacional de Sangre y Medicina Transfusional del Ministerio de Salud de la Nación, donde también podrá averiguar sobre los medicamentos que impiden la donación”, detalla. En caso de estar cursando una enfermedad, lo mejor es esperar a su recuperación.
Un acto de solidaridad que genera orgullo
La donación de sangre es un gesto altruista y solidario, que para los voluntarios se convierte en un motivo de orgullo. La doctora Anhel lo sabe por experiencia personal. “La primera vez que doné sangre fue para una cirugía de mi mamá. A partir de ahí, siendo muy pocos de familia, me di cuenta de la desesperación que significa no contar con donantes ante una emergencia. Ahora dono sangre o plaquetas regularmente”, cuenta.
Ella misma afirma que siente “orgullo” cada vez que se imagina que su sangre pudo “ayudar a una mamá en un parto o a un recién nacido”. Y le agradece a quienes que dan “todo por nada”, ya que no conocen quién será beneficiado por su acción, pero sí saben que pueden haber salvado una vida.
La experta destaca la importancia de la “fidelización”; es decir, lograr que las personas que donan una vez pasen a hacerlo habitualmente, para que el stock de los bancos de sangre se mantenga estable y el sistema de salud puede dar respuesta a quienes lo necesitan.
¿Qué le diría a quienes no se animan o no encuentran los tiempos para acercarse a donar? “Le diría que ojalá fuésemos más los que donamos para un desconocido. Así se podría dejar de pedir donantes a los pacientes, ya que esto genera una ansiedad que no ayuda para su cirugía o tratamiento. Tienen que saber que es fácil, que no dura mucho y que se pueden acomodar los horarios si uno está convencido de que ¡su acción vale!”.