Imagen
En 2024, Argentina logró 37 sobre 100 puntos para el país considerado más transparente. La medición la realiza la ONG Transparencia Internacional y corresponde al año recién finalizado. De este modo, el país quedó en la posición 99 entre 180 naciones que son informadas.

El primer año de gestión del presidente Javier Milei, no tuvo avances sensibles en el Indice de Transparencia Internacional (TI). De esta manera, quedó ubicada en el puesto 99, junto a países como Etiopía, Indonesia, Lesoto y Marruecos, a sólo una posición del año anterior.

François Valérian, presidente de Transparencia Internacional, afirmó que “La corrupción es una amenaza mundial en progreso que no solo socava el desarrollo, sino también es un factor decisivo en el declive de la democracia, la inestabilidad y las violaciones a los derechos humanos. Combatirla debe ser una prioridad absoluta y constante de la comunidad internacional y de todos los países. Esto es fundamental para hacer retroceder el autoritarismo y asegurar un mundo pacífico, libre y sostenible”.

El mejor número de nuestro país se observó en 2019, cuando obtuvo un desempeño de 45 puntos, durante la presidencia de Mauricio Macri. No era un número alto, pero se acercaba a la media mundial. Tras la finalización de ese mandato y el cambio de gobierno, el país evidenció un marcado retroceso y el IPC registró una caída de 8 puntos, pasando de 45 a 37. Dichos resultados, contrastan significativamente con los esfuerzos graduales logrados durante la gestión previa, que habían permitido avances ligeros pero sostenidos en este mismo ámbito.

En 2015, llegó a su mínimo histórico con solo 32 puntos sobre el máximo de 100, y quedó en el puesto 107 sobre los 168 países relevados en el Índice de ese año.
Martín D’Alessandro, presidente de Poder Ciudadano (el capítulo argentino de TI) , dijo que la corrupción es un problema endémico para muchos países, y también para la Argentina.

“Este índice evidencia que se trata de un fenómeno que se extiende a toda la política, no a un partido en particular. De la misma manera, se expande en múltiples espacios de la vida empresarial y económica. También puede inferirse una relación entre corrupción y abuso de los puestos de poder. Es vital que la ciudadanía deje de tolerar comportamientos ilícitos o autoritarios por parte de la política. Solo exigiendo decencia podremos construir un país estable y confiable”, sostuvo.